Las peliculas del género tonto invaden EE UU
El éxito de 'Forrest Gump' abre la vía a personajes que exhiben su pequeñez mental
Una película supuestamente cómica basada en la exhibición constante y sin pudor de la pequeñez mental de sus dos protagonistas ya ha recaudado más de 12.800 millones de pesetas en Estados Unidos, donde ahora mismo el filme más taquillero es un remake de la serie televisiva The Brady Bunch, sobre una familia de plástico de los años setenta. Otro gran éxito trata sobre un veinteañero que tiene que volver al colegio para terminar la EGB. Un vistazo a la cartelera norteamericana en estos momentos hace pensar que espontáneamente se ha organizado un festival cinematográfico de la estupidez humana, con personajes menos nobles que el del mayor candidato a los Oscars, Forrest Gump.
Y el público está llenando las salas. El fenómeno ha llamado la atención de la crítica por la coincidencia temporal de varias películas de este tipo (hay varias más en proyecto) y acaba de ser recogido en un artículo editorial de The New York Times que se plantea por qué la cultura popular ha recibido con los brazos abiertos, por ejemplo, al personaje protagonista de Forrest Gump, un idiota que triunfa en la vida gracias a su envidiable ingenuidad.
Forrest Gump es la película más vista del año pasado y la que acude a los oscars con más candidaturas, incluyendo, por supuesto, la de Tom Hanks. Al igual que Nell, el filme protagonizado por Jodie Foster, Forrest Gump al menos proyecta una mirada más o menos respetuosa sobre las personas mentalmente limitadas, y su héroe es un individuo. entrañable a la manera de Dustin Hoffiman en Rain Man, dirigida. por Barry Levinson.
Sin embargo, muchas de las películas que dominan la taquilla actualmente en Estados Unidos explotan una rara complicidad con el espectador sobre la que se apoya un tranquilizante mensaje de superioridad sobre el tonto. Dumb and dumber (traducible como Tontos y más tontos) está en el centro del debate. Protagonizada por el actor con mayor capacidad recaudadora actualmente (no es Kevin Costner ni Arnold Schwarzenegger, sino el protagonista de La máscara, Jim Carrey), esta película es un festival de gags visuales, diálogos y situaciones diseñadas para subrayar con brocha gorda la imbecilidad de sus personajes principales.
Chistes escatológicos, humor de patio de colegio y una misoginia de juzgado de guardia han colocado a esta película en el top 10 de la taquilla de EE UU desde su estreno el año pasado. La secuela ya ha sido anunciada.Los mismos elementos convirtieron a Billy Madison en un éxito las primeras semanas de su exhibición, pese a que la revista Time la definió como "una de las películas más execrables jamás hechas". En ella se celebra la figura de un joven veinteañero underachiever (incapaz o no deseoso de obtener cualquier tipo de cualificación personal) que debe regresar al pupitre del colegio para poder cobrar una herencia.El peligroso intelecto
Aunque este tipo de personajes ha sido una constante en la historia del cine y la televisión, el referente más próximo de esta nueva ola de héroes es, sin duda, el éxito de los dibujos animados Beavis and Butt-head y su cruzada por desacreditar minuciosamente cualquier atisbo de respeto al intelecto y a la sociedad. Absolutamente clave en esta muestra de actitud destructiva es la llegada a las pantallas de otra -película sobre dos individuos, los llamados Jerky boys, que se dedican a gastar bromas por teléfono. Los Jerky boys son dos neoyorquinos de talante agresivo que han recaudado millones de dólares vendiendo grabaciones de bromas telefónicas, la mayoría increíblemente violentas, hechas desde su propia casa.Toda esta ola de desprecio a la cultura no es ajena a fenómenos como el del reaccionario comentarista radiofónico Rush Limbaugh y su acoso a lo que él y el Partido Republicano llaman las "élites intelectuales". Tampoco es casualidad que Newt Gingrich, el nuevo y ultraconservador presidente del Congreso de Estados Unidos, acabe de publicar un manual sobre su pensamiento imitando el formato de otro libro similar que recoge la sabiduría del persona e ficticio, extraído de un texto literario, Forrest Gump. "Película tras película", dice el escritor Rich Cohen en el periódico The New York Times, "nos habla del mundo de ensueño que se abre ante el hombre o mujer demasiado lento para conocer la decepción, demasiado torpe para sufrir ( ... ). La estupidez es bondad, inocencia".
Cohen habla de la estupidez como una cualidad "muy americana y muy igualitaria" y su comentario hace referencia también a la película The Brady Bunch, basada en la serie de televisión del mismo nombre, que fue el buque insignia del kitsch americano en los años setenta y que ahora está sirviendo para que la generación que disfrutó con ella en su infancia se ría ahora de su propia inocencia, de sus pantalones sintéticos de campana y de sus hogares de plástico.
Babelia
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