Dini gana un pulso a Berlusconi al superar la moción de confianza en el Parlamento
Cinco votos de diferencia sobre el adversario y uno más de la mayoría absoluta pueden ser base para gobernar comodamente. Pero la heterogeneidad y precariedad de las fuerzasque concedieron ayer a Lamberto Dini ese margen de victoria en un voto de confianza que hasta el último momento se presentó muy incierto perfilan un Gobierno indiscutiblemente frágil. Entre los 315 votos que obtuvo el primer ministro hay bastantes que podrían no repetirse. Silvio Berlusconi, gran derrotado del. enfrentamiento, anunció que endurecerá la oposición a un Gabinete que considera "no democrático".
Las intenciones del líder de Forza Italia representan un jarro de agua fría sobre quienes, como su oponente por la izquierda en las próximas elecciones generales -que tras el voto de ayer parecen menos inminentes- confían en que la aprobación del plan de ajuste económico de Dini "permita trabajar sobre la economía, sin la angustia de peleas políticas constantes". Lo mismo parecen esperar los mercados, ya que la lira se recuperó ligeramente ayer mientras se afianzaba el resultado positivo del voto y la Bolsa subió casi un 2,5%.Pero el planteamiento que Berlusconi llevó ayer a la Cámara de Diputados no admite muchas ilusiones., "Si el Gobierno pierde el voto de confianza, tendrán que celebrarse elecciones. Pero si gana, también, porque habrá traicionado su mandato de Gobierno técnico para convertirse en un Gobierno político, sostenido por comunistas y otras fuerzas que resultaron perdedoras en las elecciones del pasado 27 de marzo. Su único fin es destruir al adversario e impedir que se vuelva a votar".
"Oligarquía autoritaria"
Partiendo de este tipo de apreciaciones, el líder de Forza Italia llegó a decir que "el Parlamento es víctima de una oligarquía autoritaria que quiere destruirlo todo".
La retórica de Berlusconi es tan conocida como el trasfondo del juego político que le enfrenta a sus opositores.
La izquierda no niega la necesidad de elecciones, según afirmó ayer en el debate Sergio Berlinguer, portavoz de los diputados del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), e incluso ha avanzado la fecha de octubre, sólo tres meses después de la de junio que exige Berlusconi.
Ese centenar de días de diferencia son fundamentales, porque permitirían, en la hipótesis de elecciones retrasadas, realizar un referéndum ya aprobado por el Tribunal Supremo para reducir de tres a una las cadenas de televisión que puede tener un empresario privado. Más allá del referéndum, la izquierda insiste en la necesidad de que se llegue a las urnas en igualdad de condiciones sobre el uso de los medios audiovisuales.
Berlusconi, que lleva semanas bombardeando desde su emisoras con spots que sólo él puede costear, ya que el presidente de Forza Italia paga la publicidad a sus propias televisiones, prometió antes de las últimas elecciones que resolvería la concentración de medios en su poder tras los cómicios, Una vez en el Gobierno dijo que vender un grupo empresarial de las dimensiones del suyo era muy difícil.
La historia está por volver a repetirse ahora con el beneplácito de Gianfranco Fini, presidente de Alianza Nacional, quien, aunque reconoce que su aliado encarna un problema de excesiva concentración de medios, sostiene que el Parlamento actual es demasiado conflictivo para poder resolverlo.
Berlusconi, que en abril deberá afrontar unas elecciones provinciales que teme, porque su partido es una creación televisiva sin implantación en el territorio, personaliza así el problema: "Están decididos a impedir las elecciones generales hasta que no hayan destruido a mis empresas y a mí, incluso fisicamente".
Una nueva moción de censura o incluso una retirada del Parlamento de los representantes de la derecha son medios extremos que se han barajado para conseguirlo. Es claro que pese al impacto popular de sus llamamientos a las urnas y a la soberanía de los italianos, Berlusconi se quema en esta pelea como un político intransigente y monotemático. Fini le deja hacer, manteniéndose en un segundo plano.
Pero es claro también que las armas de Dini para aguantar sus ataques son escasas. La mayoría que registró ayer se basa fundamentalmente en la suma. ya heterogénea del PDS, la Liga Norte y el Partido Popular Italiano (PPI). Es probable que al menos una docena de diputados derechistas de este último grupo, prácticamente escindido, votaran ayer por última vez de modo distinto a Berlusconi.
Decisivos para la victoria de Dini fueron, además, 17 votos de disidentes de Refundación Comunista que votaron en contra de la mayoría de su partido, pero sin intención de abandonarlo ni de integrarse en otro bloque. Completaban el cupo personajes tan exóticos como un tránsfuga de la Liga que se separó del resto de sus compañeros ya ligados a Berlusconi y otro de Alianza Nacional que se opuso a su partido porque ha renunciado al neofascismo. Las ausencias de otros dos o tres ex liguistas dejó a la derecha en la cota de 109. votos.
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