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García Meza, del exilio a la carcel

El ex dictador boliviano, extraditado por Brasil, deberá pasar 30 añós en la carcel

Luis García Meza, el general dictador que galopó sin ética ni escrúpulos por encima de la ciudadanía boliviana en los años 1980 y 1981 y que vivió en el exilio brasileño disfrazado de cándido jubilado, ha terminado por alcanzar su destinó natural: la cárcel. Allí pasará, tras la extradición ejecutada en la madrugada del miércoles, los próximos 30 años de su vida, sin derecho a indulto, por los delitos de sedición, asesinato y daños económicos al Estado, el más pobre de la región. Saldrá en libertad con 94 años.En La Paz, la capital, la alegría se mezcla con la inquietud de políticos y empresarios que temen ahora que les salpique con sus recuerdos. Mientras la Central Obrera Boliviana, que aglutinó la lucha contra el régimen militar de García Meza, anunció una "marcha nacional de júbilo" por su encarcelamiento, el primero de un ex gobernante latinoamericano por violaciones de la Constitución, otros se mueven con recelo en espera del libro del ex general -que va a llamarse Memorias de un dictador- y de las revelaciones que pueda efectuar de las entretelas del golpe de Estado de 1980.

Altanero y déspota, García Meza, aficionado a los caballos, estaba considerado como un militar duro que logró influencia rápida entre sus camaradas por su trato arrogante y soez, pero no consiguió clemencia por parte del Tribunal Supremo de Brasil, que ratificó su extradición.

Tampoco su Gobierno tuvo clemencia de quienes cayeron en las "casas de seguridad" y cárceles por el delito de ser de izquierdas o periodistas, quienes fueron pisoteados y aplastados contra el estiércol de las caballerizas del Cuartel del Ejército en La Paz.

Su entrada en la vida política, con un discurso anti-imperialista y una propuesta de establecer una "democracia inédita a la boliviana, a base de chuño y charque" (en alusión a la pata deshidratada y a la carne salada, de uso tradicional en esepaís), fue repudiada por los ciudadanos, que, con los sindicatos, superaron el miedo y el terror a los paramilitares hasta arrancar el poder político de manos de los militares y retornar al sistema democrático en 1982.

Hartos de sus atropellos y poco convencidos de los talegazos de dinero para comprar la lealtad de las Fuerzas Armadas, un grupo de militares constitucionalistas se levantaron en armas y logró arrojar del poder a García Meza en agosto de 1981.Después llegó el juicio político, o de responsabilidades el más largo del siglo (siete años), en cuya primera parte García Meza sufrió un ataque de amnesia, pues no recordó nada de lo sucedido en su régimen.

Cuando en 1989 el juicio fue ampliado a los cargos de robo y venta ilegal de los diarios de guerrillas del argentino cubano Ernesto Che Guevara, el ex general se sumió en la clandestinidad hasta el pasado año, cuando fue detenido en Sáo Paulo (Brasil) con documentos fálsos.

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