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Un Luis Racionero didáctico muestra su búsqueda de las formas y el estilo

Luis Racionero no esconde su talante conservador y se muestra partidario de mantener las formas. Como escritor, considera que la forma condiciona el fondo-. Al haber estudiado el bachillerato de ciencias, ha echado en falta la formación clásica de letras que le hubiera facilitado el camino de la literatura, y en este sentido reconoce que tuvo que convertirse en un autodidacta para aprender el oficio.En eso estaba cuando le sonrió la fortuna. En una ocasión, en Valladolid, descubrió en una librería de viejo los restos de la biblioteca del seminario donde se formaban los futuros sacerdotes católicos británicos, dado que en su país no podían hacerlo. Y entre los volúmenes encontró la obra de Hugh Blair Lectures on Retork and Belles Lettres, publicada en Edimburgo en 1783.

La anécdota es cierta, pero no es más que eso. Racionero ha utilizado ésta y otras obras, además de su propio recorrido para aprender la técnica de la escritura y para elaborar El arte de escribir. Emoción y placer del acto creador (Temas de hoy), que no es sólo un tratado de retórica sino también una guía para futuros escritores, además de una confesión de filias y fobias literarias. Entre las primeras figuran Montaigne, Bacon y Valle Inclán. Entre las segundas, Ciorán.

El libro fue presentado ayer en Madrid por el autor y el director de la colección, el filósofo Javier Sádaba. Ambos coincidieron en un análisis positivo del nivel del oficio de escritor en la España actual, apuntando a la presencia de la literatura en la prensa como uno de los elementos a destacar.

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