"No puedo separar en mí al compositor del intérprete"
Sus inicios son bastante inusuales. La gente empezó a cantar sus canciones y a hablar de Pedro Guerra (Tenerife, 1966) antes de que grabara algún disco. Su Contamíname fue uno de los éxitos de Ana Belén y Víctor Manuel, y también grabaron temas suyos Paloma San Basilio, Cómplices y Joaquín Sabina. Hoy presenta su primer álbum, Golosinas, un disco que tiene un gemelo -que todavía no se va a poner a la venta-, grabado por él con las mismas canciones. El lo explica: "Yo había firmado con mi casa de discos y empezamos a hablar de un proyecto discográfico. Pasó un año, en el que yo seguí cantando en directo y empiezo a tener un público sin tener un disco. Estábamos buscando un disco que reflejara lo que yo soy, y en ese proceso hicimos dos intentos. Uno de ellos fue producido por Víctor Manuel y grabado en Brasil, un disco muy bonito. Pero luego pensamos que sería mejor salir con un disco en directo, porque yo soy un cantante muy de contacto con el público. El anterior, que probablemente saldrá más adelante, tiene las mismas canciones, pero con un tono más brasileño".Lo que no se puede negar es que los temas elegidos por Pedro Guerra son canciones que este cantautor ha madurado cantándolas durante largo tiempo. "Yo creo que lo lógico y lo bueno es haber estado un año cantándolas para después grabarlas, y no al revés, como suele suceder. Porque realmente no se tocan los temas igual cuando los acabas de componer que cuando los has estado tocando durante una temporada. Encuentras el punto de cada tema, su velocidad exacta, su tono perfecto".
Melancolía
Al escucharlas, uno se imagina perfectamente a Pedro Guerra componiendo a solas con la guitarra en su habitación. Hay un regusto melancólico que recorre su obra, sin que por esto sean canciones necesariamente tristes.
Realmente, sí, hay cierta melancolía, algo que llama a la reflexión. En los conciertos de salsa, por ejemplo, te pones a bailar y luego te olvidas de lo que has escuchado. Yo trato de conjugar la diversión con temas que se prestan a la densidad, a la melancolía y á la introspección".
Sin embargo, hay un tema en el disco, un rap, que rompe con el tono del álbum. "Hace unos años hubo un estallido del rap. A mí me gusta por dos razones: creo que rítmicamente tiene mucha fuerza y además, como digo en la canción, es vocero de la marginalidad. Es una música como un periódico, sirve para decir muchas cosas y sirve de denuncia".
Siempre tuvo claro que se dedicaría a la música. "Cantaba sin parar antes de empezar a componer. Me gustaba la música, me gustaba la literatura, y en cierto momento me di cuenta de que la canción era el lugar donde podía conjugar ambas cosas. Yo no puedo separar en mí al compositor del intérprete, aunque mis canciones se hayan hecho conocidas en la voz de otros cantantes. Desde los 18 años vivo de la música, y ya tengo claro que eso es lo que voy a hacer, lo único que sé hacer".
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