González y Ardanza pactan el desarrollo completo del Estatuto

En medio de la marea levantada tras la detención de Luis Roldán, el presidente del Gobierno, Felipe González, ha alcanzado con el lehendakari José Antonio Ardanza un pacto político de gran trascendencia para el País Vasco: el impulso definitivo, para antes del final de la legislatura, del Estatuto de Gernika. La reunión celebrada el miércoles en La Moncloa, desapercibida por el barullo de la segunda parte del caso Roldán, abre una nueva etapa en las relaciones, entre los gobiernos central y vasco, un auténtico giro autonómico a la vasca.

González comunicó a Ardanza su voluntad de agotar la legislatura y se comprometió a traspasar las competencias pendientes del Estatuto de Gernika para el otoño de 1996. González mostró, durante su encuentro con el lehendakari, un profundo conocimiento del Estatuto de Gernika y una clara voluntad autonomista, según aseguraron ayer fuentes nacionalistas vascas. Desde La Moncloa se asegura que el presidente del Gobierno no quiere terminar su mandato sin cumplir su compromiso autonómico y contribuir con ello a la integración de los nacionalismos históricos en el proyecto del Estado.El primer encuentro institucional entre González y Ardanza en cuatro años vino precedido de una reunión entre el vicepresidente, Narcís Serra, y el presidente del PNV, Xabier Arzalluz; así como de un segunda entrevista entre el secretario general del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), Ramón Jáuregui, y el ministro para las Administraciones Públicas, Jerónimo Saavedra, el mismo lunes.

El acuerdo alcanzado entre González y Ardanza se concreta en la constitución de una comisión bilateral, entre ambos gobiernos, de rango político y con presencia de los partidos, cuya misión será fijar el calendario de traspasos hasta finales de 1996. La comisión se constituirá este mismo mes de marzo.

E¡ rango político de la comisión adquiere gran trascendencia para los nacionalistas vascos, al situar la autoridad interpretativa del Estatuto de Gernika a escala de los gobiernos y partidos y superar, con ello, los problemas técnicos que en numerosas ocasiones han bloqueado el desarrollo autonómico.

Los nacionalistas vascos destacan también el carácter institucional de la comisión, que tiene un rango diferente a la relación de la Generalitat catalana con el Gobierno central, que pivota sobre la sintonía personal entre Felipe González, y Jordi Pujol.Aunar posiciones ante Europa

El Gobierno vasco calcula que quedan aún pendientes de traspasar a Euskadi 45 competencias, algunas de ellas de complejo perfil, como el régimen económico de la Seguridad Social, el Inem o los puertos.

El Ejecutivo vasco cuenta, en esta demanda, con el respaldo de un acuerdo parlamentario mayoritario suscrito, además, por el Partido Socialista de Euskadi en junio de 1992. Fuentes socialistas vascas creen que antes del verano puede cerrarse un primer bloque de traspasos.

El acuerdo político entre González y Ardanza se extiende a la constitución de una segunda comisión bilateral, cuyo objetivo será aunar posiciones para los temas europeos que afectan a competencias exclusivas de la comunidad vasca. El contenido de esta comisión se referirá sustancialmente a cuestiones hacendísticas y policiales, en las que el Gobierno de Vitoria tiene competencias exclusivas con el concierto económico y la Ertzaintza (Policía autónoma vasca).

Esta comisión se constituirá también a lo largo de este mes y con ello el Gobierno central dará cumplimiento al preacuerdo que ya alcanzara, en 1988, el entonces ministro para las Administraciones Públicas, Joaquín Almunia, con el Ejecutivo vasco.

El tercer compromiso alcanzado por González con Ardanza en La Moncloa se refiere al alcance de una fórmula que garantice la presencia de las comunidades autónomas durante la presidencia de la Unión Europea, que corresponde a España en el segundo semestre de este año.