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Las críticas de Mariscal al diseño español se suman al ambiente general de crisis, y desánimo

Las empresas siguen reticentes a incorporar al sector en sus estrategias comerciales

Es la ley del péndulo. El diseño español vivió su gran momento a mediados de los ochenta y, tal vez por este exceso de expectativas, la resaca de los noventa ha sido tan dura que ha llegado incluso aponerlo en entredicho. Las declaraciones de Javier Mariscal hace dos semanas en Londres asegurando que el tema del diseño español ha sido "un gran chasco y un engaño muy gordo" vienen a sumarse a un ambiente general de crisis ydesánimo. "En España no hay cultura del diseño ni un tejido empresarial" añadió Mariscal. Hay opiniones para todos los gustos, pero lo que nadie niega es una realidad: la amplia mayoría de las empresas españolas pasan del diseño.

Los problemas que afectan al diseño español son múltiples y afectan a la misma definición del término. Como explica el grafista Yves Zimmermann, con más de treinta años. de profesión a sus espaldas y reciente ganador del Premio Nacional de Diseño, ha habido un uso y un abuso de la palabra diseño: "Se podía leer esta palabra relacionada con 1 unos contextos inverosímiles, desde que se diseñaban gabinetes o estrategias a drogas o músicas de diseño. Con todo este maremágnum ha surgido una gente que se llaman diseñadores y que no tienen la menor idea de qué están hablando".Tradicionalmente, las 'tres ramas básicas del diseño son el gráfico, el de interiores y el industrial. La crisis afecta a to-, dos, pero se ensaña especialmente con el industrial, que, por otra parte, nunca consiguió un auge espectacular. En los medios especializados se habla sólo de unas veinte o treinta empresas españolas que incluyen el diseño como parte de su estrategia comercial.. El resto, miles y miles de empresas, cuando tienen que lanzar un nuevo producto suele optar por comprar patentes en el extranjero o copiarlas directamente.

"Confusión total"

Y es que si el término diseño ha sido problemático, su finalidad no lo ha sido menos. Según la ortodoxia, la finalidad del diseño es adecuar la forma y el uso de la manera más útil, innovadora, bella y económica. Pero ¿qué pesa más, la forma o la utilidad? Hay escuelas para todo y la discusión aún no se ha resuelto. En cualquier caso, topamos con otra realidad. Lo que el usuario conoce del diseño es la forma, aquello que se ha vendido con apariencia de estar diseñado debido a sus componentes estéticos o artísticos. El diseñador valenciano Daniel Nebot, también premio Nacional de Diseño en la pasada edición, considera que estamos en un momento de confusión. total en el que no hay criterios ni rigor: "Creo que en España la mayoría de las empresas, no todas, han observado con excesiva frivolidad el tema del diseño, fijándose sólo en el aspecto formal y sin acabar de asumir los aspectos comerciales o de gestión empresarial que se necesitan para colocar un producto ventajosamente en el mercado".

Nebot estima que ha habido muchos "impostores" y que, como en todo divorcio, diseñadores y empresarios deben repartirse las culpas.

Lo que se les echa en cara a los empresarios españoles es que no hayan sabido aprovechar el - buen momento de los años ochenta, cuando el diseño estaba de moda y era fácil que pudieran engancharse a ese tren. Naturalmente, quienes lo hacen están convencidos, de que el diseño, aparte de su dimensión estética o cultural, es una de las pocas opciones que tiene la industria europea para competir con la avalancha de productos procedentes de países del sureste asiático, que resultan más baratos y rentables. "Hubiéramos podido dar el gran salto en aquel momento, como sucedió en Italia en los años sesenta", comenta el diseñador y teórico Juli Capella. "La Administración se ha gastado miles de millones en promocionar el diseño y todo ese dinero público invertido no ha servido para que las empresas se mentalizaran de que así serían más competitivas. Y no se trata de buscar diseñadores estrella, sino de que introduzcan gabinetes de diseño como una parte más de la empresa".

Pero también lo del buen momento de los ochenta está en discusión. ¿Realmente fue tan bueno? El diseñador Enric Franch, que coordina la próxima edición del la Primavera del Diseño, que se celebra cada dos años en Barcelona, es más cauto. "Ni entonces estábamos en Hollywood ni ahora estamos tan mal", asegura. "Hay una generación de diseñadores de los ochenta a los que enredaron o que se dejaron enredar y pensaban que aquello era la panacea. A éstos no se les han cumplido las expectativas, pero es porque no tenían las referencias adecuadas. Yo me horrorizaba cuando oía cosas como que Barcelona superaba a Milán. Pero si olvidas esto, las perspectivas son relativamente buenas y ha habido cosas positivas. La decepción y los malentendidos han venido por una falta de reflexión en profundidad. Lo de que la empresa no responde no es ninguna novedad. En Italia pasaron también la fiebre del diseño, pero tenían una estructura empresarial muy fuerte que venía de mucho antes y por eso son tan potentes. En España el tejido industrial es débil"

"Un 'bluff' una moda"

Sí, la industria española es débil, y además no sólo de diseño vive una empresa. El industrial vasco Txema García Arriano de Akaba, ha producido objetos diseñados por nombres tan conocidos como Mariscal, Rafael Moneo o Josep Lluscá, pero pese a ello no cree que el diseño sea ' la única solución: "Toda esta historia del disseny (diseño en catalán) ha sido un bluff. Yo ya he pasado el sarampión y creo que lo del diseño en España en general y en Barcelona en particular ha sido una cosa de moda, detrás de la cual no había nadie o había cuatro mangantes. Ha habido, mucha manipulación, sobre todo en Cataluña, y auténticas mafias que han llegado incluso a engañar a la Administración. El diseño es una herramienta de trabajo, pero no un sector en sí mismo. Existe el sector del automóvil, el de electrodomésticos, el de mobiliario, pero no el de diseño. El mundo empresarial es pragmático y cuando las empresas han apostado sólo por el diseño, como si fuera lo único, no ha funcionado. El diseño puede hacer competitiva una empresa, pero como puede hacerla la mercadotecnia o la estrategia empresarial o muchas otras cosas. Es un instrumento más, no el único".

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