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Preocupación por el robo de los expedientes fiscales del Santander y de Banesto Bolsa

El robo de 15 expedientes de inspección fiscal, en la madrugada del pasado viernes, ha hecho saltar las alarmas en Hacienda. Los ladrones lograron llevarse los documentos relativos al Banco Santander y a Banesto Bolsa, una empresa de inversión bursátil del banco de igual nombre, así como las actas de otras 13 sociedades. Fuentes del ministerio aseguran que los asaltantes se llevaron "unos expedientes normales" y no toda la documentación de las inspecciones especiales de los casos judiciales abiertos a las dos entidades bancarias, que era, al parecer, lo que buscaban.

En una hora todavía sin precisar, en la noche del jueves al viernes pasados, unos asaltantes desconocidos penetraron en la sede de la Oficina Nacional de Inspección de Hacienda (ONI), sita en la calle Velázquez, 50, de Madrid, y se apropiaron de 15 expedientes correspondientes a las inspecciones fiscales en curso de otras tantas sociedades.Los ladrones penetraron en la oficina de forma limpia, sin necesidad de forzar la cerradura, lo que reduce las sospechas de la policía a que o bien tenían la llave o que se trataba de profesionales expertos contratados.

Lo que según las conjeturas buscaban era el expediente completo de la inspección fiscal desatada a raíz de la intervención del Banco Español de Crédito (Banesto) el 28 de diciembre de 1993, y el correspondiente a las cesiones de crédito irregulares por valor de 438.459 millones de pesetas descubiertas en el Banco Santander. Ambos casos están, pendientes de resolución, en manos de los jueces.

Caja de seguridad

A cambio, fuentes de Hacienda aseguran que los documentos sustraídos corresponden a inspecciones normales, abiertas este año. En un caso se trata de las actas y documentos complementarios relativos a posibles infracciones cometidas por el Banco Santander. En el otro, la inspección se centra en posibles irregularidades de Banesto Bolsa, una sociedad intermediaria de inversiones, propiedad de banco del mismo nombre, que en la actualidad pertenece también al grupo del Santander.

Sin embargo, los expedientes sustanciosos que buscaban los autores del robo estaban en otro despacho, metidos en una caja de seguridad.

"No había problemas relevantes en estos documentos ni se trataba de expedientes especialmente preocupantes", afirmaron ayer fuentes oficiales. Un responsable de Hacienda insistió en que los expedientes desaparecidos "son muy heterogéneos", sin relación aparente entre ellos. "No hemos encontrado ningún patrón de lo que podían buscar", dijo. No está descartada, sin embargo, la hipótesis de que la sustracción de los datos de las restantes 13 sociedades afectadas -sobre cuyos nombres parece haber un pacto de silencio- tenga también el mismo móvil y no sea una simple cortina de humo, como cree la Inspección de Hacienda.

Aunque en el Ministerio de Economía y Hacienda se resta importancia al fruto del robo, el hecho es que inmediatamente fue denunciado ante el Juzgado de Guardia y también, sin que se hayan querido explicar los motivos, a la Fiscalía del Tribunal Superior de Madrid. La investigación de la policía no ha dado aún ningún resultado. En el mismo edificio que la ONI se encuentra una oficina del Banco Atlántico y la sede de la Rumasa estatal.

El problema que se le plaritea a la Inspección fiscal es que de los expedientes sustraídos no hay copia y será muy difícil reconstruirlos. Ante los móviles de chantaje que podría perseguir el robo, Hacienda ha advertido a todas las sociedades afectadas y se han establecido los contactos para intentar rehacer la historia fiscal de estas entidades, en su mayoría financieras.

Nota de prensa fallida

El ministerio llegó a redactar una nota de prensa el pasado viernes donde se ofrece una versión suavizada y sin detalles del hecho, pero tras comprobar que las denuncias no habían trascendido eligió la vía de la discreción, de acuerdo con las empresas afectadas, interesadas todas ellas en que lo mejor era que no se supiera nada.

Dentro del ministerio la preocupación es grave, más por la falta de protección manifiesta sobre los datos fiscales que "por el contenido de esos expedientes concretos". Lo que más inquieta es que el robo se produjo sólo tres días antes de que entrara en funcionamiento un sistema moderno de seguridad en la Oficina Nacional de Inspección. Los ladrones parecían estar al tanto de la instalación de las nuevas medidas y de su puesta en marcha.

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