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Tribuna
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Chicas & primates

Últimamente he leído en los periódicos noticias de gran interés. Creo que hasta el final del verano esas noticias y el interés que me despiertan van a aumentar. Y en septiembre asistiré conmovido a la gran explosión, que desde Pekín se irradiará al universo mundo, cuando se inauguren los trabajos de la cumbre mundial sobre las mujeres. El lobby trabaja bien. Para empezar hemos descubierto estos últimos días, en Science, que el cerebro femenino está especializado en la emoción y la sutileza gracias al mayor desarrollo de la zona que rige la expresión de los sentimientos a través del lenguaje. Eso quiere decir, por ejemplo, que, ante el inexorable momento de la seducción, ellas prefieren las palabras -veladas, muy veladas-, y ellos, la acción -concreta, muy concreta-. Esas revelaciones, como otras, siempre se guardan las espaldas: eso no quiere decir que las chicas sean mejores, aseguran. Son distintas. Ustedes, por ejemplo, saben jugar muy bien al ajedrez. A lo de Science cabe añadir las conclusiones emanadas de un modelo de investigación desarrollado por la Universidad, sueca de Karolinska sobre la relación entre salud, trabajo y mujer. La conclusión es firme: las chicas tienen más estrés. ¿Por qué? Pues -por ejemplo- por su horario de trabajo: si no coincide con el de los hijos se angustian mucho. ¿Y por qué se angustian mucho? Pues por el sentido de la responsabilidad que tienen hacia los hijos. Un sentido, por supuesto, mucho mayor que el de. los chicos. A pesar de todo, del estrés que les provoca el ejercicio sumo de su responsabilidad, a pesar de que se estremezcan al tacto de la vida cual hojas de camelia, las chicas viven más. Será como premio...En fin: lo que deduzco de todo esto es lo único deducible. Siglos de viril acoso están científicamente justificados. Lo que no acabo de entender es por qué siguen ellas empeñadas en el trato preferente con primates.

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