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La idea fue de los maridos

Dos parejas de peruanos y ecuatorianos organizan marchas contra la guerra

Antonio Jiménez Barca

La idea surgió en un hogar de Madrid habitado por un español y una ecuatoriana. Hasta allí llegaban -y llegan- las noticias de la guerra Perú-Ecuador. Había que hacer algo. Pero solos, los dos, no conseguían nada. Necesitaban ayuda. Así que el marido, empleado en CC OO, acudió resueltamente a un vecino del barrio al que conocía, casado con una peruana.El segundo marido, miembro del Comité de Solidaridad con el Pueblo Peruano, se sumó enseguida al proyecto. Empezaron las llamadas, los contactos, las "reuniones tropicales y:cojonudas", según uno de los organizadores. Y la bola fue creciendo, las asociaciones se fueron sumando, algunos medios de comunicación se hicieron eco y todo culminó ayer en una cadena humana de 300 personas, peruanas, ecuatorianas y españolas. "No son muchas, pero lo que importa es el gesto, era necesario", comentaba ayer una de las esposas. Ninguno de los cuatro quiso dar su nombre. "Nuestro protagonismo es lo de menos. Lo que importa es que aquí ha colaborado mucha gente y que hay casi 30 grupos o asociación es que se han sumado -aunque de alguna no ha debido venir ni el portavoz-; también importa que el apoyo y el rechazo a la guerra llegue hasta allí", contaban.

A las 19.30 comenzó a sonar los acordes de la canción, cómo no, de El cóndor pasa, interpretada al alimón por dos grupos andinos, uno peruano y otro procedente del Ecuador. Entre el público, Carmen Nieto, ecuatoriana, residente en España desde hace 20 años, explicaba que una amiga peruana le había telefoneado para acudir.

Entre la gente, Grace Torres, ecuatoriana, repartía unas octavillas que serán el. origen de una asociación ecuatoriana en Madrid. Después, la esposa del empleado en CC OO, acompañada de otra persona, leyó un manifiesto en el que se calificaba de "inútil, absurdo, anacrónico y totalmente rechazable" el uso de la violencia para resolver el conflicto territorial de los dos países. Con dos copias del manifiesto, las 300 personas formaron una cadena humana y se encaminaron, primero a la Embajada de Perú y, posteriormente, a la de Ecuador, distantes unos 400 metros. Los maridos se encargaban de la seguridad, armados con trasmisores y altavoces. "Me lo han dejado los de CC OO; ya que dicen que colaboran, pues que colaboren de verdad", decía uno de los maridos, que, cuando todo terminé, exclamó: "Todo ha salido muy bien, mejor de lo que esperaba".

En la Embajada de Ecuador, en la que no había nadie a esa hora, dejaron la carta en la recepción. En la de Ecuador, también vacía, ni eso. El portero del inmueble se encargó de la carta.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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