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La lentitud de la Comunidad ocasiona la pérdida de un yacimiento del Bronce

Vicente González Olaya

Hace 3.000 años, en las proximidades del casco urbano de Alcalá de Henares (166.250 habitantes) se levantaba un poblado de la Edad del Bronce. Actualmente, en ese mismo sitio, se alza una escuela de hostelería y una explanada de tierra de 6.000 metros cuadrados arrasada por las excavadoras. Los arqueólogos encargados de las prospecciones intentaron evitar el expolio. José Antonio Macarro y José Fernando Silva enviaron acuciantes denuncias a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de Alcalá de Henares sin obtener respuesta. Ninguna de las administraciones actuó con diligencia. Sólo 25 días después de la primera denuncia decidieron parar las obras. Cuando llegó la orden de paralización, un 10% del yacimiento había sucumbido ya bajo las máquinas. Jaime Lissavetsky, consejero de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, restó importancia a los hechos ayer en la Asamblea: "Sólo desaparecieron unos 18 fondos de cabaña. El yacimiento está compuesto por más de 120".Javier Doz,. parlamentario de Izquierda Unida, fue más tajante: "Por la lentitud de la, Administración, el poblado de la Edad del Bronce fue destruido. Una actuación más diligente hubiera impedido el arrasainiento". Los portavoces de IU y PP pidieron ayer que la Consejería de Educación y Cultura abra una investigación sobre los hechos. Lissavetzky argumentó que los hechos ya habían sido suficientemente investigados. Este periódico ha reconstruido lo ocurrido hace dos años con este yacimiento que la Administración fue incapaz de proteger. Éstos son los hechos, relatados cronológicamente.

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Los arqueólogos enviaron cuatro informes a Patrimonio Cultural para detener las obras

VIENE DE LA PÁGINA 1- 22 de enero de 1993. Los arqueólogos José Antonio Macarro y José Fernando Silva reciben el encargo de peritar una parcela de interés ecológico en las afueras de Alcalá. Según la ley no se puede construir en este tipo de terrenos hasta que los expertos en arqueología den su visto bueno y hayan retirado los posibles restos hallados. En esta parcela estaba previsto levantar una escuela de hostelería, un hotel y bloques de viviendas.

- 8 de marzo de 1993. Los arqueólogos, con el fin de no dañar los intereses de la constructora, envían una carta a Patrimonio solicitando que sea liberada la parcela donde se pretende construirla escuela de hostelería. "No habíamos encontrado nada y era absurdo impedir la construcción. Sólo pusimos una objeción: si las excavado ras, encontraban algo, debían parar de inmediato. Nosotros supervisaríamos personalmente los trabajos", comenta José Antonio Macarro, director de las excavaciones.

En la carta que envían a Patrimonio se lee literalmente: "sea liberada la extensión una vez hayan finalizado los trabajos de la primera fase para que puedan iniciarse en ésta las referidas obras, toda vez que los sondeos realizados en la misma resulten arqueológicamente negativos". El concejal de Educación de Alcalá, Urbano Brihuega, entiende: "En la carta dice clarísimamente que el terreno debe ser liberado, ya que los arqueólogos no encontraron nada".

- Entre el 1 y 4 de abril de 1993. Las excavadoras entran en la parcela. Topan con restos de la Edad del Bronce. Los arqueólogos les indican que no pueden seguir trabajando. Hacen caso omiso. "Destruyeron tres valiosos fondos de cabaña", dice José Antonio Macarro.

- 5 de abril de 1993. Macarro y Silva denuncian los hechos ante el las concejalías de Cultura, Educación y Urbanismo del Ayuntamiento

6 de abril de 1993. Interponen una nueva denuncia ante la Dirección General de Patrimonio. Los arqueólogos señalan que han advertido "el reinicio de las labores de vaciado". Señalan que "se han visto afectados los restos arqueológicos documentados en esta zona. Advertimos la presencia de, al menos, otras 13 manchas de coloración cenicienta (fondos de cabaña)". Los arqueólogos piden que se paralicen los trabajos. Miguel Angel Castillo, director general de Patrimonio, da su versión: "Cuando, los arqueólogos nos hicieron llegar este documento ya había sido destruido el segundo yacimiento. Actuaron lentamente".

14 de abril de 1993. Los, promotores de las obras, dos concejales de Alcalá, los arqueólogos y un representante de la Comunidad se reúnen en la parcela. Se acuerda, ya que dan por perdida la primera zona, controlar el vaciado de la segunda, lugar. donde se levantará el hotel.

- Entre el 6 y 21 de abril de 1993. Las excavadoras vacían la parcela del futuro hotel (6.000 metros cuadrados). "Cometieron un atropello aún mayor que el anterior y destruyeron decenas de fondos de cabaña prehistóricos". Miguel Ángel Castillo replica que la destrucción de la segunda parcela se produjo antes del día 6, fecha en la que los arqueólogos dieron la voz de alarma. "Nos avisaron tarde y mal".

- 26 de abril de 1993. Macarro y Silva ponen una nueva denuncia ante la Comunidad. Escriben: "Que con fecha 19 de abril volvimos a informar a esta Dirección [Patrimonio] sobre la continuidad de los trabajos de vaciado en el solar [unos 1.750 metros cuadrados]; lo que tuvo como consecuencia el arrasamiento de los restos arqueológicos de la segunda zona[la del hotel]".

- 30 de abril de 1993. El Ayuntamiento ordena que paren las máquinas. El concejal de planeamiento lo ordena. Castillo explica: "Desde el 30 de abril no se ha movido ni un gramo de tierra. Las administraciones actuaron con prontitud y adecuadamente. Los hechos lo deinuestran".

- 2 de junio de 1993. Los arqueólogos reciben en sus manos la orden de paralizar las obras que emitió el Ayuntamiento el 30 de abril.

19 de junio de 1993. Nuevo informe de los arqueólogos a la Comunidad.

- 22 de junio de 1.993. Los arqueólogos responden al Ayuntamiento: "No encontramos razón arqueológica alguna por los que se haga necesaria la paralización de las obras, toda vez que no existe objeto alguno de intervención arqueológica". Macarro explica lacónico: "Era absurdo paralizar unas obras que habían arrasado hace meses el yacimiento".

- 29 de julio de 1993.

Macarro y Silva reciben permiso para excavar una tercera zona. Encuentran restos interesantes. La Comunidad les encarga que hagan una memoria de lo encontrado (ritos funerarios, enterramientos de personas y animales, vasijas ... ).

- 5 octubre de 199.3. Los arqueólogos solicitan liberar una cuarta zona, ya quemo encuentran nada de interés en la parcela destinada a viviendas.

- 20 de octubre de 1994. El Ayuntamiento niega local a los arqueólogos para hacer públicos sus descubrimientos por considerar "que se trata de una actividad de carácter Privado.".

- Noviembre de 1994. Los arqueólogos se quejan de que aún no han cobrado.

-9 de enero de 1995, La Comunidad exige a los arqueólogos que entreguen la memoria de lo estudiado. Los expertos se niegan: "si lo entregamos, la constructora obtendrá la licencia de obras y no nos pagará", reconocen.

- 10' de enero de 1995. El concejal de Educación, Urbano Brihuega, indica que el Ayuntamiento se quejará ante el Colegio de Arqueólogos de la actitud de los dos expertos, "cuyos informes son contradictorios".

- 13 de febrero de 1995. Lissavetsky comparece en la Asamblea. Reconoce que se ha perdido un 10% del yacimiento y culpa a los arqueólogos por la lentitud en sus informes.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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