Libros en el Museo Reina Sofía

La presente es para protestar contra lo que considero un ataque al libre acceso de los madrileños a una de las formas más elementales de la cultura, los libros.Desde que el Ministerio de Cultura decidió cobrar la entrada a los museos, las personas interesadas en los libros de arte, los catálogos de exposiciones, etcétera, empezamos a padecer interminables esperas a la intemperie a la puerta del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, hasta que un sufrido empleado de la librería salía para acompañarnos al interior.

Por si fuera poco, y a raíz de la publicación, hace unas semanas en este periódico, de un artículo de Pedro Sorela titulado Fantasmas de museo, en el que el autor considera semejante incómodo trámite como una ingeniosa artimaña para colarse en el museo, ni siquiera tenemos ya acceso con carabina a la librería. Hay que pagar para mirar, hojear o comprar libros.

Es incomprensible que el Ministerio de Cultura penalice el acceso a la librería de un museo que debería enriquecer el panorama cultural urbano. Del mismo modo como, por otra parte, sucede en otras ciudades y museos, por ejemplo, el MOMA de Nueva York, cuya tienda cuenta con una puerta de calle independiente del acceso desde el museo; o la estupenda librería del Museo del Louvre, en París, cuya entrada, libre y directa desde la Pirámide, se sitúa justamente delante de las taquillas.-