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La moneda europea reabre la división en el Partido Conservador británico

, El canciller del Exchequer (ministro de Hacienda), Kenneth Clarke, acaba de dar otra vuelta de tuerca al interminable debate que sobre Europa se desarrolla en el Reino Unido. Clarke, firme proeuropeo y el más influyente miembro del Gobierno de John Major, indicó el viernes que la unidad monetaria de la Unión Europea no tiene por qué significar una pérdida de soberanía política para el Reino Unido.

A su juicio, ha llegado la hora de que el debate en torno a la moneda única europea en el Reino Unido se aleje del plano dogmático e ideológico para entrar en una esfera de mayor rigor político

El discurso de Clarke, ante una audiencia claramente favorable, integrada por miembros del Movimiento Europeo ' en Londres, provocó ayer un airado contraataque de Michael Portillo, ministro de Trabajo y líder virtual del sector euroescéptico en el Gabinete de Major. Para Portillo es indefendible la tesis de que la unidad monetaria no llevará aparejada obligatorios cambios constitucionales para su país.

En el mismo sentido se había pronunciado el martes el propio primer ministro, John Major, quien en esta cuestión, como en tantas otras, parece utilizar permanentemente dos barajas.

Entusiasmo proeuropeo

Tras varias intervenciones públicas tendentes a complacer a sus euroescépticos, Major no opuso ningún reparo a que su mano derecha, Kenneth Clarke -acaso más importante que él mismo en su Gabinete-, pronunciara el viernes un discurso calificado por sectores de la prensa británica como entusiásticamente proeuropeo.

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Al final, un aturdido primer ministro se vio de nuevo obligado a mediar en la disputa cada vez más aguda que existe en el seno de su propio Gabinete. "Solamente tendremos una Europa federal", dijo ayer John Major a los periodistas, "si gana las próximas elecciones el Partido Laborista".

En todo caso, el discurso del canciller del Exchequer vino a subrayar las dificultades que encuentra cualquier observador normal para seguir el errático camino de los pronunciamientos pro o antieuropeos del Gobierno conservador británico.

Cuando todos esperaban el viernes que el ministro se limitara en su discurso a especificar las condiciones adicionales a las recogidas en el Tratado de Maastricht que su Gobierno exigirá antes de aceptar la moneda única europea, Clarke se limitó a dar una de cal y otra de arena a la propia idea de la unión monetaria europea,

"Una unión monetaria mal concebida sería claramente dañina para Europa", dijo Kenneth Clarke, quien, en todo caso, tranquilizó a lors sectores más reacios a dar un paso más hacia Europa señalando que la fecha en la que el Reino Unido deberá plantearse la cuestión de la moneda única de la UE está todavía lejana.

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