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Los riesgos de la cohesión

En 1999, la Unión Europea dedicará 5,3 billones de pesetas a los fondos estructurales, el mecanismo que intenta compensar las diferencias de desarrollo entre sus regiones más prósperas y menos desarrolladas.,Si, a principios del próximo siglo, entrasen otros 15 socios en la UE y ésta mantuviese su esfuerzo solidario con los antiguos pobres y lo extendiese a los nuevos, ese capítulo se duplicaría, señala el informe español preparatorio de la cita de 1996.

En los Estados más ricos se abre camino la idea de "reasignar" parte importante, de los actuales flujos financieros adscritos a la cohesión o solidaridad económica y social con el Sur. Se trataría de desviarlos de los miembros que ahora los reciben, y de cuyas ventajas ya habrán gozado más de 15 años, hacia los recién llegados del Este.

España y los otros tres países beneficiarios de la cohesión (Portugal, Grecia e Irlanda), advierte el documento, "no admitirán ( ... ) ningún tipo de transferencia hacia los nuevos miembros que disminuya lo que actualmente reciben".

El argumento es que el coste de la incorporación del Este no debe recaer sobre los países o regiones más desfavorecidos de la Unión. Reclamarán, por consiguiente, para financiar la ampliación, nuevas aportaciones al presupuesto" de la UE.Política Agraria Común

Éste representará en 1999 el 1,27% del producto interior bruto (PIB) de la Unión y debería oscilar, para poder costear la ampliación de principios de siglo, entre el 1,96% y el 2,32%. El grueso de este incremento sería destinado a la Política, Agrícola Común, y el resto, a la cohesión.

Sobre el papel, el aumento es impresionante, pero conviene matizarlo. Para paliar el problema se podrían alargar los periodos transitorios para la plena incorporación de nuevos miembros. Después de todo, España y Portugal, recuerda el texto español, han sido sometidos a transiciones de hasta 20 años en determinados sectores.

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Conviene, además, "contrarrestar el catastrofismo de unas cifras relativamente modestas en términos de aumentos presupuestarios, medidas en porcentaje del PIB, con los enormes beneficios, no sólo políticos, sino también económicos, que se derivarán de la ampliación", sobre todo para los países comunitarios con fuerte penetración comercial en el Estd, que son también contribuyentes netos a las arcas comunitarias.

El Gobierno español confía en que este asunto no surja durante la conferencia de 1996, porque las perspectivas financieras sólo deben ser discutidas tres años más tarde. Si saliese a relucir, advierte el documento de Carlos Westendorp, "puede hacer peligrar el éxito de la conferencia y, por ende, la ampliación".

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