Las réplicas y contrarréplicas calentaron el debate
Los sucesivos turnos de réplica y contrarréplica entre Felipe González y José María Aznar calentaron el debate, entre mutuas acusaciones de falta de credibilidad y de autoridad moral, y referencias cruzadas a casos de corrupción. Sus contenidas intervenciones iniciales dieron paso a una escalada de reproches que en algún momento lindó con el rifirrafe parlamentario, sobre todo por el animoso eco que el jefe del Gobierno y el líder de la oposición encontraron en los escaños, en donde los parlamentarios se mostraron generosos en el aplauso y el abucheo.El tono condescendiente de Aznar provocó una reacción dura y un punto despectiva de González, especialmente después de que el líder conservador hiciera su oferta de elecciones conjuntas para mayo.
Sin poder contener la risa, González contestó, con cierta solemnidad, que como broma no estaba mal, sobre todo porque las elecciones legislativas tendrían que convocarse el mes que viene para que fueran en mayo, lo que convertiría en agua de borrajas los proyectos del Ejecutivo por falta de tiempo. Era una forma de decirle a Aznar, una vez más, que no presenta alternativas viables.
González había comenzado la réplica diciendo que su respuesta a Aznar tendría que ser breve, dado que "además de descalificaciones no ha dicho nada". A las críticas del líder del PP de que había perdido credibilidad después de estar 12 años en el Gobierno, respondió: "Lo curioso es que usted, sin estrenarse, sin explicar una sola vez qué ofrece al país, tampoco tiene credibilidad".
El diálogo se ciñó a pocos asuntos. De hecho, Aznar aprovechó estos turnos para continuar con su discurso y gastó parte de su primera réplica en leer unas declaraciones de Jordi Pujol al periódico Financial Times, según las cuales, González "está tocado del ala, y la marca socialista ya no vende".
González recordó que el presidente catalán había desmentido esas declaraciones, aunque recordó a Aznar que no necesitaba leer periódicos para saber la opinión de Pujol, puesto que hace sólo tres días que se reunió con él en Madrid. "Y usted sabe bien lo que piensa", dijo.
Una nueva enganchada se produjo con la acusación a González de que iba poco al Parlamento. La reacción del jefe del Ejecutivo fue rotunda: "Sólo en un debate del estado de la nación estoy cinco veces más de lo que usted estuvo durante más de año y medio que fue presidente en Castilla y León, que, según dicen, sólo consumió sometiéndose al control de la oposición una media hora". El presidente aprovechó la referencia a Castilla y León para recordar que uno de los ex consejeros de Aznar, Miguel Pérez Villar, está procesado por presunta prevaricación, mientras que no lo está ninguno de sus ministros o ex ministros.
Sin ocultar su irritación, Aznar agradeció a González que comparara las Cortes de Castilla y León con las Cortes Generales y, aunque no replicó a la referencia a su ex consejero, remató su intervención diciendo: "Usted no tiene autoridad moral para dar lecciones a nadie".
Ante las acusaciones de que: el Gobierno se entromete en la labor de los jueces, González pidió a Aznar que le nombrara un ministro que hubiera hecho alguna declaración sobre los jueces. Aznar dijo que esta misión ha sido encomendada a miembros del partido y a presidentes autonómicos. El jefe del Ejecutivo devolvió la pelota al tejado popular: "Aquí los únicos que han hablado de los jueces han sido ustedes, que convirtieron el caso Naseiro en el caso del juez Manglano". A esto no hubo réplica.
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