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Los jueces sospechan que Pasqua quiere parar la investigación sobre las finanzas gaullistas

Enric González

Alguien muy poderoso está manipulando la investigación judicial sobre las vías de financiación de la Reagrupación para la República (RPR), el partido gaullista, en París y en el departa mento contiguo de Hauts-de-Sei ne. El Consejo Superior de la Magistratura de Francia, convocado con urgencia por el presidente François Mitterrand, ha admitido la hipótesis, "verosímil para muchos, de una maquina ción destinada a desestabilizar" al juez Eric Halphen. Como cabeza de la maquinación se vislumbra al influentísimo Charles Pasqua, gurú gaullista, ministro del Interior, presidente de Hauts -de-Seine y aspirante a primer ministro.La historia es turbia y compleja colmo pocas, y se anuda el pasado 20 de diciembre en el aeropuerto parisino de Roissy-Charles de Gaulle, en torno a un maletín con un millón de francos (25 millones de pesetas). Dos personas tocaron el maletín. La primera, Didier Schuller, político, consejero general gaullista en Hauts-de-Seine, hombre muy próximo a Pasqua y muy bien relacionado con la policía. La segunda, Jean-Pierre Maréchal, psiquiatra y suegro del juez que investiga la financiación fraudulenta del gaullismo. Ese 20 de diciembre, agentes de la Policía Judicial, alertados por el propio Didier Schuller, interrumpen el furtivo encuentro, se hacen con el dinero y detienen a Maréchal.

Cada uno de los dos personajes da una versión completamente distinta del asunto. Según el político, el psiquiatra intentaba extorsionarle. El doctor Maréchal, personalmente relacionado con el gaullismo, se había. ofrecido a "intervenir" ante su yerno para hacerle "comprender" la gravedad del asunto que investigaba y convencerle de que dejara languidecer el caso hasta pasa das las elecciones presidenciales de mayo. A cambio de la "gestión",. Maréchal pedía, según Schuller, un millón de francos. Como refuerzo de su hipótesis, el político hace notar que avisó a la policía y permitió que ésta grabara sus conversaciones telefónicas con el psiquiatra.

Elementos sospechosos

El doctor Maréchal afirma, por su parte, que fue el propio Schuller quien le propuso el arreglo y, aun confesando su culpa, afirma ser víctima de una conspiración.La versión del psiquiatra sería endeble de no existir una serie de elementos sospechosos en el aparentemente claro intento de extorsión. Uno, que el 15 de diciembre, cinco días antes de la cita en el aeropuerto, Schuller habló largamente del asunto con el propio ministro del Interior, Charles Pasqua. Dos, que la Policía Judicial no filmó ni grabó la cita en el aeropuerto, en contra de lo habitual en operaciones de este tipo. Tres, ¿por qué se avino Schuller al presunto juego del doctor Maréchal, en lugar de mandarlo a paseo?

Y cuarto elemento, esencial: el enredo ha supuesto la paralización de todas las investigaciones judiciales en torno a las facturas falsas del RPR, y permitirá frenar a base de recursos cualquier curioseo del juez Halphen en Hauts-de-Seine: con un suegro procesado en un sumario paralelo, será fácil para Schuller y otros implicados alegar falta de imparcialidad del juez y pedir un cambio de juzgado. Se ha conseguido retrasarlo todo hasta después de mayo. Y para entonces, si el nuevo presidente es Édouard Balladur, está prevista una amnistía técnica para los delitos de financiación irregular de los partidos.

El juez Halphen pidió amparo al Consejo Superior de la Magistratura, y el propio presidente Mitterrand, alarmado por lo que en el Elíseo se interpretó como clara jugada política, instó al alto organismo a qué se pronunciara. El Consejo se declaró el martes a favor de la permanencia de Halphen al frente del caso. Y reveló, en sus consideraciones, que el juez les había expresado su sospecha de que Schuller y Maréchal hubieran actuado de acuerdo. El Sindicato de la Magistratura exigió ayer que se aclarara "el papel jugado por Charles Pasqua" y los mandos policiales en la farsa de Schuller, Maréchal y el maletín.

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