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BIOLOGíA MARINA

Halladas esponjas carnívoras en el Mediterráneo

Dos investigadores franceses han descubierto en una cueva del Mediterráneo una nueva especie de esponja que come carne, pero en esta actividad carnívora pierde virtualmente todos los rasgos que la definen como esponja y sólo recupera su forma normal una vez concluida la digestión de la presa. La existencia de seres de este tipo ya se, conocía, pero restringida a las profundidades abisales oceánicas. Jean Vacelet y Nicole Boury-Esnault, investigadores del Centro de Oceanografía de Marsella, han encontrado estas esponjas a 20 metros de profundidad, y han publicado su descubrimiento la semana pasada en la revista británica Nature.

Las esponjas son animales de lo más simple. Son amasijos de células más o menos desorganizadas sujetas por un ligero esqueleto de silicio o calcáreo con espinas (espículas). Sujetas en un sitio, se alimentan me diante las corrientes que agua que pasan a través de canales utilizando unas células capilares especiales, llamadas coánocitos, que absorben las partículas microscópicas nutritivas que pasan. No tienen otra diferenciación de tejidos ni órganos, pueden tener prácticamente cualquier forma y su capacidad de regeneración es legendaria. Si se separan células individuales del agregado, se juntarán inmediatamente unas a otras y formarán otra esponja.

En esta flexibilidad, combinada con la simplicidad, está la clave de su éxito. Se encuentran en el mar y en agua dulce desde los polos al ecuador, a cualquier profundidad, y, por lo que se sabe, han estado felizmente filtrando el océano desde hace mil millones de años o más.

A los miembros de una familia de esponjas, las cladocéreas, les gusta vivir en las profundidades marinas, y uno de sus géneros, las Asbestopluma, tiene el récord de profundidad entre las esponjas al haber sido descubiertas a 8.840 metros bajo el agua en una sima del Pacífico. Se sabe muy poco de estas esponjas, de su vida en el frío y la oscuridad abisal, porque los animales de las profundidades nunca salen bien parados cuando suben a la superficie. Encima, la ausencia de estructura de la esponja es un problema añadido, y cuando llegan a la zona iluminada normalmente están pulverizadas en una masa de células que dice muy poco acerca de cómo vive normalmente el animal.

Forma ramificada

Los biólogos marinos han estado intrigados acerca de las esponjas de las profundidades desde hace más de un siglo. A diferencia de muchos de estos animales, que son redondeados, muchas cladocéreas tiene una forma ramificada y exponen una superficie muy grande a las aguas del entorno. Esto les facilitaría la absorción de nutrientes directamente, explotando todas las oportunidades de alimentarse en un medio pobre en recursos.

Sus espículas de silicatos, en vez de estar en el interior del animal, se proyectan hacia fuera, adquiriendo una forma alargada y adhesiva, como una tira de velcro. Ya en 1872, el naturalista noruego G. O. Sars, pionero en las investigaciones de las. profundidades oceánicas, planteó la posibilidad de que estas esponjas utilizasen sus espículas para capturar presas relativamente grandes, pero la idea se descartó por absurda.

Vacelet. y Boury-Esnault han demostrado ahora que Sars tenía razón, pero de una forma inesperada. Ellos han encontrado una nueva especie de Asbestopluma, viva y en perfecto estado, un animal carnívoro, y a sólo 20 metros de profundidad, en una cueva oscura y fría con condiciones que normalmente sólo se dan a 8.000 metros de profundidad o más. Excepto que la cueva es perfectamente accesible para científicos submarinistas y no hace falta costosos submarinos para acceder a ella. La cueva alberga muchas especies diferentes conocidas hasta ahora únicamente como habitantes de los abismos oceánicos, proporcionando a los investigadores un laboratorio abisal en el patio de casa.

Por primera vez se han podido estudiar especímenes vivos de esponjas cladocéreas haciendo su vida normal. Resulta que el animal captura minúsculas gambas -de un milímetro de longitud- con las espículas de sus ramificaciones -de 15 milímetros- La caza desencadena profundos cambios en la esponja: los filamentos de captura se hacen más pequeños y delgados mientras que salen otros. filamentos nuevos que recubren la esponja hasta que acaba la absorción de la pieza cazada. El animal, en una especie de indigestión, sufre una drástica reorganización celular y no recupera su forma normal hasta unos días después.

Lo más curioso es que estas esponjas carecen de los canales de agua y los capilares tan característicos de estos animales. únicamente sus espículas las delatan como esponjas. Se sabe que otras criaturas, como los bivalvos, adoptan hábitos carnívoros en las profundidades oceánicas, pero sólo las esponjas, que se sepa, tienen la flexibilidad de diseño que les permite reconfigurarse completamente para tal propósito.

Copyright Nature / N YT.

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