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La delegación de EE UU abandona Pekín sin solventar las diferencias comerciales

Antonio Caño

Estados Unidos y China se encuentran exactamente a seis días del comienzo de a guerra comercial que podría hipotecar rápido crecimiento de ese país asiático y encarecer cientos de productos que los consumidores norteamericanos utilizan diariamente. El representante de comercio del Gobierno de Estados Unidos, Mickey Kantor, abandonó ayer Pekín sin haber logrado obtener avances en la negociación entre ambos países sobre el derecho a la propiedad intelectual, que los productores chinos vienen violando de forma sistemática desde hace años.

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Mickey Kantor no pudo obtener siquiera, pese a haberlo solicitado, un compromiso de que la delegación china se traslade a Washington esta semana para continuar las conversaciones. Kantor ha advertido que si no se llega a un acuerdo antes del sábado próximo, Estados Unidos aplicará, como represalia, un 100% de aranceles sobre una amplia lista de productos chinos.Estados Unidos quiere que China ponga fin a la piratería de sus software de computadoras, discos compactos y películas, que vende en el mercado asiático con marcas norteamericanas, causando un grave daño para los productores originales.

Al menos 29 super factorías instaladas en el sur de China están dedicadas a la fabricación de ese tipo de bienes. Según: los norteamericanos, los chinos vendieron el año pasado 75 millones de discos compactos piratas con música y marcas norteamericanas.

Precios a la baja

Mickey Kantor contó a los periodistas que él mismo ha encontrado en las calles de Pekín software norteamericanos, ilegalmente copiados por los chinos, a 100 dólares la unidad, cuando el precio de los originales es de 10.000 dólares. El representante de Comercio dijo que la práctica de la piratería es tan extendida en China que los propios dirigentes del régimen trabajan con marcas ilegalmente copiadas a Estados Unidos.

Esa producción, que ha ido constantemente en aumento en China en los últimos años, le está costando a los exportadores norteamericanos, según Kantor, alrededor de 1.000 millones de dólares de beneficios por sus ventas, fundamentalmente en los mercados asiáticos. El Gobierno chino se comprometió ya hace dos años a acabar con esa actividad, Pero nunca aplicó las leyes que había anunciado.

Mickey Kantor aseguró que ahora el Gobierno norteamericano ha decidido poner fin a eso, y lo hará con el arma más poderosa que tiene a su alcance, la Super 301, una ley que permite a la Administración aplicar sanciones de forma indiscriminada contra productos del país al que se pretende castigar.

Todavía no se han anunciado los productos sobre los que recaerán sanciones, pero en una lista anterior de los bienes chinos más vulnerables figuraban los productos electrónicos, la ropa y los juguetes. Sí finalmente se cumple con las amenazas, los norteamericanos tendrán que pagar el doble por esos productos, muy habituales en las tiendas de este país.

China puede pagar un alto precio por una guerra comercial, ya que su economía está fuertemente ligada al acceso al mercado de Estados Unidos. Este país compró casi 14.000 millones de dólares del total de los 21.500 millones de dólares de las ventas chinas al extranjero a lo largo de 1994. El déficit comercial norteamericano con China el año pasado creció hasta los 7.500 millones de dólares, siendo superado únicamente por el de Japón, que es exactamente el doble.

Un aumento del 100% de los aranceles haría los productos chinos, atractivos ahora fundamentalmente por su precio, mucho menos competitivos, y podría provocar una rápida caída de las exportaciones de aquel país. Eso podría tener consecuencias graves en una economía que, como los tigres asiáticos del área, tiene gran dependencia del comercio. China ha anunciado, por su parte, que si se aplican sanciones contra su productos, responderá con medidas similares.

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