Y Fini se desmarca del fascismo
Bajo los acordes del himno italiano y las imágenes de un video en memoria de Giorgio Almirante", líder histórico del Movimiento Social Italiano (MSI), comenzó ayer el congreso que, hasta el domingo, deberá proceder a disolver este partido neofascista y relanzar Alianza, Nacional como una formación moderna de corte liberal y democrático. Gianfranco Fini, secretario del MSI y AN, no tiene problemas de disidencia interna para (lar este paso, pero sí dificultades de otro tipo.
La oposición al proyecto de Fini representó apenas el 5% en los congresos provinciales celebrados, frente a un 95% favorable al secretario, y ni Pino Rauti ni Teodoro Buontempo, los recalcitrantes del fascismo más notorios, se dicen ya dispuestos a mantener vivo el MSI bajo la forma de una escisión que permitiría a Fini sostener que todas las camisas pardas habrían quedado fuera de su partido. La misma Doña Assunta, la viuda de Almirante, estaba ayer en el Congreso para sancionar la iniciativa del ex delfin de su difunto marido.
Los Problemas que se apuntarán en los debates de los próximos días son otros. Alianza Nacional hereda la cultura del MSI, con toda su carga de estatalismo y asistencialismo que sus ministros han derrostrado en el breve Gobierno de Berlusconi. Y con todo el nacional-populismo de que ha hecho gala Fini durante esta crisis.
Por sus condenas del racismo o del totalitarismo, y las distancias frente al fascismo que marcan las tesis del Congreso, AN no puede ser comparada con el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen. Pero las salidas de tono antidemocrático, que Fini y sus afines se permiten dentro y fuera del Parlamento, sitúan a su partido en un universo muy distinto al de una derecha europea a la manera de los republicanos franceses con los que pretenden compararse. Pese a ello, AN representa a casi el 14% de los italianos y probablemente está llamada a expandirse.
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