"Estamos en puertas de la séptima gran extinción", dice el científico Lovelock
James Lovelock, el científico inglés que elaboró la teoría de Gaia a lo largo del último cuarto de siglo, se mostró ayer sumamente pesimista sobre el futuro de los grandes animales, incluido el hombre. "Nos podemos encontrar a las puertas de la séptima gran extinción", apuntó. En el origen de esa eventual catástrofe se sitúan los profundos desequilibrios producidos en la Tierra por el enorme crecimiento demográfico, una de cuyas consecuencias es el exponencial aumento en el consumo de combustibles fósiles, que están devolviendo a la atmósfera cantidades ingentes de dióxido de carbono.
La dinámica puesta en marcha por el hombre a partir de la revolución industrial es de tal calibre, en opinión de Lovelock, que no existe posibilidad alguna de una acción individual para tratar de controlarla y aconsejo que se hicieran preparativos para "preservar el conocimiento científico y cultural" con el fin de que los eventuales supervivientes pudieran hacer uso de él. Cuando se le pidió al científico británico, de 75 años, que concretara qué significaba "a las puertas" de extinción, apuntó que podría estar ya en marcha cuando las personas que ahora tienen 40 años llegaran a su edad."No hay mucha esperanza", insistió, aunque reconoció que le gustaría equivocarse. La única posibilidad que atisbó es que, en los próximos años, una mayor disminución de la capa de ozono o el recalentamiento de la Tierra provocado por las emisiones de dióxido de carbono produjeran algún efecto catastrófico de carácter limitado que llevara a una reacción general para evitar una catástrofe más general. En todo caso, tal y como ha sucedido con las seis extinciones masivas que se han producido en los últimos 1500 millones de años, la desaparición masiva de especies no supondría la desaparición de la vida sobre la tierra.
James Lovelock se encuentra en Barcelona invitado por el Departamento de Cultura de la Generalitat. Se define desde hace más de 20 años como científico independiente, dedicado a desarrollar en su refugio inglés de Cornualles la teoría de Gaia. Según ella, la Tierra como planeta vivo, que denomina Gaia, conforma un supraorganismo capaz de autorregularse, en el que los seres vivos y los fenómenos físicos que se dan la superficie del planeta son interdependientes. Para Lovelock, la vida se ha desarrollado en la Tierra porque en un primer momento se dieron las condiciones para que las primeras células aparecieran, pero luego ha sido el propio desarrollo de los seres vivos -las bacterias durante los primeros 2.000 millones de años- los que han ido moldeando las condiciones ambientales para que la vida siguiera desarrollándose. Las posiciones de Lovelock son controvertidas y su teoría, globalmente considerada, es puesta en entredicho por muchos científicos. Sin embargo, la interdependencia entre los fenómenos físicos y biológicos es cada vez más aceptada: por ejemplo, la atmósfera actual, con una cantidad enorme de oxígeno, es inimaginable sin la existencia de seres vivos.
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