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Reportaje:EL LABERINTO DE LA ADMINISTRACION

Atropellos municiales

Los ayuntamientos son los primeros en vulnerar las ordenanzas de urbanismo que ellos mismos redactan

Jesús Cosín y Aurelio Yuste tienen dos cosas en común: son prejubilados y víctimas de sendos atropellos municipales. Jesús ha sufrido varias operaciones de corazón a sus 61 años. Está incapacitado para el trabajo de mecánico. Hace unos 14 años, reunió un dinero y adquirió una pequeña casa de campo en la parcela número 58, de 500 metros cuadrados, en la urbanización El Monte en Puenteviejo-Maello, provincia de Ávila, muy cerca del kilómetro 99 de la carretera N-VI.Antes de que su frágil corazón le retirara de la actividad laboral, Jesús Cosín y su familia se escapaban desde Madrid a Maello todos los fines de semana que podían para, oxigenar sus pulmones en el frío páramo abulense. El jardín de su casa, orientado al sur, era su pequeño refugio, al abrigo de los vientos frescos que suelen soplar en la meseta castellana.

Este pequeño placer de Jesús Cosín se fue al garete hace cuatro años, cuando su vecino Antonio Romero Sánchez, propietario de la parcela contigua número 52 comenzó a edificar dos plantas adosadas a su chalet, de manera que, obstaculizaba totalmente el paso del sol al jardín de Cosín. "Desde entonces, la escarcha no desaparece ni un solo momento en la parte ensombrecida de nuestra parcela", se queja Cosín. La obra, sin licencia, suponía aumentar el volumen edificable en 130 metros cuadrados adicionales, lo que suponía un 12,60% superior al máximo permitido por las ordenanzas, según un informe de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del territorio de la Junta de Castilla y León.

Invertir los ahorros de toda una vida para acabar así, no lo podía soportar Jesús Cosín. Habló con su vecino Antonio Romero Sánchez pera disuadirle del perjuicio que le ocasionaba la obra, con la comunidad de propietarios, el Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León, el Defensor del Pueblo... Su peregrinaje le ha costado enemistades, en frentamientos, disgustos, pérdida de tiempo y dinero, mientras el muro de más de nueve metros levantado frente a su jardín se consolidaba como barrera para ocultar el sol y el paisaje natural.

Su empeño en reclamar sus derechos provocó la intervención del Defensor del Pueblo, quien, después de varios requerimientos al Ayuntamiento de Maello para que exija el cumplimiento de las ordenanzas, lo más que ha conseguido es la imposición de una multa de 65.000 pesetas al vecino que levantó las obras ilegalmente y la modificación de las propias ordenanzas para reconocer como legal todas las irregularidades cometidas en la urbanización.

Harto de que todas las actuaciones institucionales le dieran la espalda, Jesús Cosín ha vendido su casa y se ha mudado de urbanización.

Aurelio Yuste también está a punto de tirar la toalla. Compró hace 20 años en la cooperativa Ciudad Encantada de Cuenca una casa adosada de protección oficial. Empleado de banca, con cinco hijos a su cargo, Aurelio confiaba en que su periodo de jubilación transcurriera placenteramente en el pequeño jardín-terraza de su casa, orientada a una pequeña placita de la urbanización.

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De pronto, el día 1 de octubre pasado, con la prejubilación concedida por una reconversión de la caja de ahorros donde ha trabajado toda su vida, Aurelio observó cómo una batería de albañiles se disponían a levantar un muro en la mediana que separa su terraza de la parcela de su vecino, César Castillo Ocaña. Con el tiempo, la albañilería ha ocupado todo el retranqueo lateral y frontal de la casa vecina, a la que se ha adosado un garaje y un primer piso. La terraza de Aurelio Yuste se ha convertido en un patio interior de vecindad.

Yuste es un hombre tranquilo. Alarmado por el atropello, conversó con el vecino. Le dio la espalda y desde entonces no. le habla. Denunció las obras a la comunidad de propietarios de la cooperativa, que se lavó las manos. Lo denunció al Ayuntamiento. Y toda la respuesta que ha recibido es qué la licencia para demoler el garaje, construir uno nuevo y un dormitorio, conforme al proyecto de José Luis Escuriaza Lázaro, se ajusta a derecho según el Plan General Actual y la Revisión; "se informa favorablemente porque la ocupación de la parcela no supera el 75% y el número de alturas las dos plantas".

A cualquiera que observe las obras mencionadas le salta a la vista su irregularidad, el quebranto de la estética del conjunto de adosados. Rompe la uniformidad de los retranqueos, además de perjudicar notablemente la perspectiva visual de la casa de Aurelio Yuste. Preguntado José Luis Escuriaza sobre cómo se podía dar el visto bueno a ese atropello, su respuesta fue que no tenía que dar ninguna explicación a ningún periódico.

A sus 65 años, Aurelio Yuste tiene una familia numerosa que sostener; tres hijos estudiando en Valencia, otra en Cuenca, otro en Madrid. Sus abogados le persuaden de que no merece la pena litigar por sus derechos vulnerados: "Ni siquiera me queda el recurso al pataleo", dice. "Estaba curado de espanto sobre cómo funcionan los ayuntamientos y lo poco que se respetan las ordenanzas que ellos mismos aprueban o modifican. ¿Qué puede hacer uno cuando le atropellan de esa manera? ¿Resignarse? ¿Reclamar a quién? Yuste se siente profundamente ridículo y desalentado.

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