Mentiras en torno a Auschwitz
Es difícil saber, leyendo el artículo de Piotr Adamski con que EL PAÍS conmemora el cincuentenario de la liberación de Auschwitz (15 de enero de 1995), quién era, qué preparación tenía, con qué información contaba y qué posición política abrazaba el guía de dicho campo que, con mala, fe, le dijo: "Cuando empecé a trabajar aquí hace 20 años se decía que habían perecido seis millones de personas. Pocos años después esta cifra bajó a cuatro millones y medio. Ahora dicen que fueron poco más dé un millón y medio. Pronto nos vamos a enterar [del que el campo fue construido por los rusos y no por los alemanes". El propio Adamski no hace el mínimo comentario sobre esta afirmación anónima. En un contexto político europeo que abre sus brazos al neonazismo y en el cual el antifascismo parecería refugiarse en al! unos de los sectores más pobres y viejos de la población y en las afirmaciones oportunistas de algunos intelectuales con suficiente tiempo libre como para ocuparse de estas nimiedades, vale la pena señalar cuanto sigue.Nunca nadie afirmó que en Auschwitz hubieran matado a seis millones de personas. Tal vez el estudio más antiguo sobre el exterminio de judíos sea el Breviario del odio, de León Poliakov, cuya primera edición francesa (Calmann-Lévy) data de 1951 y lleva un admirable prefacio de François Mauriac. Ya en esta obra se menciona que en foros jurídicos internacionales de posguerra se citaba a Eichmann cuando afirmaba que la solución final había dado cuenta de seis millones de judíos, de los cuales cuatro en los campos de exterminio (página 383). Varios documentos independientes -citados más adelante por Poliakov-, que al final de la guerra estaban en manos de los expertos en estadística nazis, confirman holgadamente la afirmación de Eichmann. Los grandes campos de exterminio, según Poliakov, fueron cinco, en cuatro de los cuales fueron asesinados 1.800.000 judíos (página 386): BeIzec, 600.000; Treblinka, 700.000; Sobibor, 300.000; Jelinno, 250.000; total, 1.850.000.
Rudolf Hoess, quien fuera comandante de Auschwitz, declaró ante el tribunal de Nuremberg que en su campo habían gaseado a 2.500.000 judíos -pero, según Poliakov, Hoess exageraba, porque en esa cifra incluía, sin percatarse, a gitanos, rusos y polacos arios-. De manera que, "por prudencia", Poliakov fija el número de judíos muertos en Auschwitz en dos millones. Estas cifras han sufrido modificaciones hasta en un 25% desde 1951 hasta nuestros días. Para arriba y para abajo.
Es horrible tener que repetir lo obvio -que un millón de exterminados son el equivalente moral exacto de uno solo-. Lo menos obvio, sin embargo, es qué, cuando EL PAÍS publica un artículo que contiene afirmaciones como las del anónimo guía polaco de Auschwitz y no hace comentarios, es cómplice incauto del revisionismo histórico según el cual "los seis millones son una mentira". Y va a resultar, efectivamente, que el lector comenzará a sospechar: a) que el holocausto es un infundio propagado por los sabios de Sión, y b) que los campos fueron construidos, por ejemplo, por los rusos.
También, por desgracia, parece imprescindible recordar que el holocausto no fue un acto antisemita, sino el resultado de una política. antisemita, y que el antisemitismo peligroso no es el violento -cuyo resultado fue, sí, el exterminio de seis millones de judíos, pero también la ruina del país que originó esta política y la muerte de muchas decenas de millones de personas más , sino el antisemitismo cotidiano, inconsciente, bienpensante, fruto de la ignorancia ingenua; el antisemitismo que engendra, a su vez, éste sí, la violencia.-
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