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La mala fe y la desconfianza entre serbios y musulmanes sabotean la tregua en Bosnia

Los esfuerzos de la ONU para establecer un alto el fuego eficaz en Bosnia están siendo torpedeados por la mala fe y la desconfianza entre los contendientes. Con la última tregua progresivamente en entredicho y la decisión croata de que los cascos azules abandonen su territorio en tres meses, la misión de las Naciones Unidas en la antigua Yugoslavia aparece tan incierta como de costumbre. Ayer se violó una vez más la zona desmilitarizada que rodea Sarajevo, ciudad que, en contra de lo acordado, sigue cerrada al tráfico civil.

Los serbios han incumplido su promesa de reabrir las rutas de la capital bosnia, permitiendo su uso sólo a organizaciones internacionales, que pueden utilizar otras más directas que les están asignadas. Los musulmanes, por su parte, han vuelto a infiltrar tropas en una parte del monte Igman, que domina estratégicamente Sarajevo y que debían haber abandonado el 4 de enero, en cumplimiento del armisticio que entró en vigor el día 1 por un periodo teórico de cuatro meses. En una inspección el domingo, las fuerzas de la ONU localizaron a medio centenar de soldados bosnios en el Igman.Las violaciones afectan también a otras regiones. Durante el fin de semana, un ataque del Ejército bosnio musulmán sobre un pueblo serbio cerca de Bihac fue contestado por un diluvio de mortero serbio que mató a siete, civiles, represalia calificada ayer por las fuerzas de la ONU de "puro asesinato". Naciones Unidas, de otra parte, ha vuelto a reclamar la retirada de las fuerzas regulares croatas que están ayudando a los suyos de Bosnia a combatir a los serbios en el suroeste del país. A pesar de los acuerdos de alto el fuego, tropas croatas prosiguen una ofensiva contra los serbobosnios en la región de Livno y Kupres.

El presidente croata, Franjo Tudjman, anunció la semana pasada que el 31 de marzo expira el permiso de los cascos azules para permanecer en la antigua república yugoslava, lo que ha disparado los temores sobre el recrudecimiento de la guerra balcánica. El embajador de Zagreb en España dijo ayer en Madrid que la decisión de su país de cancelar el mandato de las fuerzas de la ONU, que tendrían que retirarse de Croacia antes del 31 de junio, "no es un pretexto" para reabrir el conflicto con Serbia.

Croacia exige dos complejas condiciones para renovar el permiso a los cascos azules. La ONU debería lograr que Yugoslavia reconozca a Croacia antes del 31 de marzo o, en su defecto, consiga que los cascos azules tengan "el poder y los medios" para imponer la paz.

Los serbios que rodean Sarajevo han concretado que permitirán sólo a ocho organizaciones humanitarias el uso de las rutas de la capital bosnia, incumpliendo así la libertad de movimientos a la que se habían comprometido el 1 de enero.

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