Estefanía defiende el ejemplo de EL PAÍS como prensa de calidad
El avance experimentado por EL PAÍS en 1994 fue uno de los ejemplos a los que recurrió el director de publicaciones del Grupo PRISA y director de la escuela de periodismo de EL PAÍS, Joaquín Estefanía, para subrayar la defensa del periodismo de calidad y la tesis de que no todo o que esta ocurriendo en los medios de comunicación es negativo. Ambos puntos formaron parte de la conferencia que pronunció ayer en el Centro Internacional de Prensa de Galicia, dentro de un ciclo organizado por la secretaría de comunicación de la Xunta."Frente al amarillismo y la chabacanería que se abren paso, sobre todo. en la televisión, avanza también el periodismo de calidad, que apuesta por lo que podemos llamar mercado de la verdad", afirmó Estefanía. Ese fue precisamente el título de su conferencia, El mercado de la verdad, extraído del, último libro del ensayista francés Gilles Lippovetzsky, quien defiende tesis similares.
"Pese a todo lo que está sucediendo en España, EL PAÍS es el periódico que más. se está vendiendo", destacó en referencia al clima de escándalos políticos. Para Estefanía, el avance de la prensa de calidad es una consecuencia de la elevación del nivel cultural de la población y de la creciente demanda de "productos limpios".
"En EL PAÍS nunca les hemos pedido a los lectores que militen con nosotros", añadió. El crecimiento en las ventas del diario durante 1994, subrayó, ha ido acompañado de un avance similar de otros medios del Grupo PRISA, como la SER o Canal +, que comparten los mismos principios periodísticos.
El modelo de este diario, según Estefanía, ha perseguido siempre el constituirse en un "periódico de referencia". Ilustró esta definición con un ejemplo concreto: dos páginas en Le Monde bastaron para que dimitiese un ministro francés por el atentado contra el buque ecologista Rainbow Warrior, cuando otro periódico llevaba semanas publicando reportajes sobre el mismo asunto, sin que el Gobierno reaccionase.
La espiral del silencio
Estefanía opuso este modelo de periodismo, insertado en el mercado de la verdad, al que practican los que pretenden ocupar el lugar que les corresponde a los políticos, los jueces o los agentes sociales. "Hay que desconfiar siempre de aquellos periodistas que se presentan como protagonistas o como, poseedores únicos de la verdad, porque generalmente lo que pretenden es imponer a quienes discrepan de sus puntos de vista la espiral del silencio".
Denunció Estefanía la "crueldad de trato" que dispensan algunos medios a personajes de la escena pública, así como la falta de escrúpulos de algunos periodistas que miden la independencia profesional por el número de carreras arruinadas".
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