Moneda y estabilidad

EL MERCADO no se creyó a González. Las nuevas caídas de la peseta y de la Bolsa, sólo parcialmente frenadas a mediodía, indican las dudas de los inversores respecto, a la capacidad de los políticos españoles de superar la crisis. política. Estas dudas se refieren, ante todo, al principal protagonista, el presidente del Gobierno, de cuya intervención en televisión debiera haberse deducido un buen comportamiento inmediato ayer por la mañana de las cotizaciones bursátiles y de la peseta. No fue así, y fueron necesarias nuevas declaraciones del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, renovando su apoyo al Gobierno, y del ministro de Economía, Pedro Solbes, subrayando las buenas noticias económicas que deparé la jornada para que se invirtiera la tendencia. Las discretas intervenciones del Banco de España, negadas por Solbes, no fueron ajenas al cambio de comportamiento de la divisa.Es especialmente significativo que los mercados internacionales desechen los buenos indicadores que está arrojando estos mismos días la economia española: descenso del desempleo y del déficit de. caja, aumento del consumo y de la producción industrial... Es la mejor prueba de que la situación política suma costes añadidos a la recuperación. La lectura de los mercados es paralela a la, que han realizado los ciudadanos españoles, que consideran conveniente anticipar las elecciones, según una encuesta de urgencia realizada ayer por Demoscopía.

La lectura negativa realizada por los mercados no se refiere únicamente a la gestión de la crisis por parte del Gobierno y de sus aliados, sino también a la capacidad del propio sistema político de generar alternativas. suficientemente sólidas. Juegan en favor de la inquietud varios elementos: la inexistencia de una alternativa a González dentro del Gobierno y del PSOE, las dudas -expresadas incluso por la prensa económica extranjera sobre el -propio Aznar- y la hipótesis de que surja en España un mapa político descentrado, en el que una mayoría incluso absoluta de la derecha tenga como contrapunto la configuración de una potente fuerza a la izquierda de un socialismo, anémico.

Ante todas estas inquietudes, la única respuesta -un tanto fatigante- es la monserga sobre la impasible continuidad del actual Gobierno, siempre- se entiende, que siga contando con el respaldo de Pujol. El argumento del presidente catalán es que ésa es su contribución al asentamiento de la recuperación económica. El problema, que no se puede obviar a estas alturas, es que todo puede dejar de tener sentido si se ahonda la desconfianza de los mercados.