Los socialistas aragoneses preparan que Marco deje la dirección del partido

Dirigentes críticos del partido socialista en Aragón han intensificado sus contactos para establecer una estrategia común de cara a la sustitución de José Marco también en la dirección del partido. La comisión ejecutiva regional de los socialistas aragoneses ha sido convocada para el próximo lunes.La guerra está abierta en tres frentes: Cortes regionales, tribunales de justicia y dirección del partido. A la reprobación del Parlamento (aunque una moción de censura posterior no alcanzara los votos necesarios), han seguido las visitas como imputado al despacho del juez y el próximo lunes se librará un nuevo pulso en la comisión ejecutiva regional socialista, dividida al 50% entre fieles y detractores.

Los críticos con Marco parecen haber salido de la depresión en la que estaban sumidos al no haber conseguido resolver la crisis antes del periodo vacacional. Se han sucedido encuentros en Madrid, Huesca y Zaragoza, además de haber convertido los teléfonos en líneas calientes para conseguir alcanzar la condición impuesta por la ejecutiva federal para intervenir: que al menos los contrarios a la continuación de Marco en el poder sean uno más de sus leales.

La cita es el lunes 9 por la tarde, en la sede socialista de Zaragoza y si los difusos renovadores han conseguido resolver su diletancia sobre el momento adecuado y sus discrepancias por el liderato, plantearán allí a Marco la disyuntiva: o su abandono voluntario de la jefatura del partido (e inmediatamente después su dimisión sin más aplazamientos, de la del Gobierno) o desde Ferraz se constituye una comisión gestora que elabore las listas electorales para los próximos comicios y controle el PSOE aragonés hasta la celebración de un congreso extraordinario.

José Marco, pese a anunciar pública y privadamente que está dispuesto a abandonarlo "todo" (a causa de su particular situación personal, anímicamente destrozado tras la muerte en accidente de tráfico de su padre) se resiste a causa de la presión que sobre él ejerce una guardia pretoriana de colaboradores en el partido y en la presidencia.