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México trata de convencer a los inversores internacionales de que su dinero no corre peligro

Javier Moreno

ENVIADO ESPECIALTras el desastre del peso, que a finales del pasado mes de diciembre se depreció un 60% frente al dólar en apenas una semana, y la subsiguiente crisis de confianza, la principal preocupación del Gobierno mexicano es evitar que los inversores internacionales retiren en los próximos meses el dinero que tienen colocado en bonos del Estado, lo que pondría al país al borde de la quiebra. En un intento de recuperar la confianza, el flamante secretario (ministro) de Hacienda, Guillermo Ortiz, aseguró ayer en Nueva York, ante inversores y analistas, que su Gobierno cumplirá todas sus obligaciones financieras a corto y largo Plazo.

Tan sólo en el Primer semestre de 1995 vencen unos 12.000 millones de dólares en papel del Estado. Numerosos inversores, escocidos aún por las pérdidas que han tenido que encajar a raíz de la crisis del peso, ya han anunciado que no piensan . renovar sus inversiones. Aunque se desconoce el nivel actual de reservas de divisas del Banco de México, ningún analista cree que supere los 6.500 millones de dólares.En un gesto que revela la preocupación del Ejecutivo mexicano, Ortiz voló a Nueva York tan sólo un día después de que el presidente Ernesto Zedillo detallase el plan económico de emergencia,con el que piensa hacer frente a la crisis. Ortiz, un economista formado en Estados Unidos, trató de ganar la batalla de la confianza con una detallada exposición ante casi 400 inversores y analistas del plan económico de Zedillo, pero no aportó ningún elemento nuevo. Una comparecencia similar de su antecesor en el cargo, Jaime Serra Puche, que se saldó con un sonado fracaso, aceleró su dimisión la semana pasada.

"La mayor preocupación del Gobierno mexicano ahora es poner todo en su lugar. He nios tomado- los pasos necesarios para ello y esperamos que todo responda como espera mos

[sic]", declaró Ortiz. Algunos asistentes a la reunión, sin embargo, mostraron su escepticismo y señalaron que a las me didas expuestas por el ministro mexicano les falta concreción.

En realidad, todo el plan de Ortiz se basa en reducir el déficit por cuenta corriente (el culpable último de la crisis) de los 28.000 millones de dólares previstos antes de la devaluación para este año, una cantidad absolutamente imposible de finaciar, a la mitad, 14.000 millones. Para lograr este objetivo Ortiz sólo dispone de un instrumento: la propia devaluación, que se supone que impulsará las exportaciones y reducirá la capacidad de los mexicanos de comprar productos extranjeros. Las autoridades esperan que la cotización de la divisa se estabilice. en tomo a los 4,5 pesos por dólar, cuando hace un mes era de 3,4. Ayer, el dólar seguía a más de 5,5 pesos.

Previsiones desastrosas

El resto de indicadores económicos para este año, dados a conocer por el Gobierno el miércoles por la tarde, son un desastre. La inflación. alcanzará el 19% (aunque Ortiz aseguró en Nueva York que no superaría el 15%.), en todo caso muy por encima del 4% anunciado de forma oficial antes de la devaluación. El consumo caerá un 4, 1 % y la economía sólo crecerá el 1,5%, en lugar del 4% previsto antes, del descalabro del peso.

Ante este negro panorama, el Gobierno mexicano, poco convencido de la capacidad de recuperación de la economía a pesar de todas sus declaraciones, ha decidido solicitar ayudas al FMI aunque sin precisar su cuantía. Ortiz viaja hoy a Washington para negociar esta línea de crédito, que se uniría a los 18.000 millones de dólares ya ofrecidos por EE UU, Canadá, el Banco Internacional de Pagos de Basilea (controla do por los bancos centrales europeos) y algunos bancos internacionales.'En caso de utilizar estos fondos para apoyar el peso, México tendrá que devolverlos con intereses. Fuentes financieras, en Nueva York criticaron ayer esta ayuda internacional que, en su, opinión, no hará más que hundir al Gobierno mexicano con deudas en dólares que acabará por no poder pagar.

[Por su parte los empresarios mexicanos. se negaron, a aceptar cualquier aumento de impuestos durante las negociaciones de esta semana con los sindicatos y el Gobierno para luchar contra la crisis financiera. "El sector empresarial, dijo que si había una subida de impuestos no firmaría el acuerdo", declaró ayer el presidente de la patronal Coparmex, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, según informa Efe.]

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