Los robos crearon el caos en el festejo de Átalo, según su promotor

Francisco García, padre y portavoz de Iván García, organizador de la fiesta celebrada en la sala Átalo (en la calle Enrique Larreta, 10, Chamartín), que acabó en trifulca, con policías y denuncias en la comisaría, sostiene que todo fue por causa de una "veintena de incontrolados que se colaron en la fiesta con la idea de robar".Esta versión no coincide con la de tres asistentes que, puestos en contacto con este periódico, afirman que la organización era un desastre".

"No había aire acondicionado, el grupo que habían prometido no pudo tocar por falta de luz, en los servicios femeninos las chicas tenían estar a oscuras por falta de electricidad y, lo más importante, los abrigos de cientos de personas fueron colocados al buen tuntún", cuenta uno de los asistentes, que prefiere no dar su nombre. La fiesta, que carecía de permisos, acabó con destrozos en el local y con una cincuentena de denuncias en la comisaría, la mayoría por sustracciones de abrigos.

"Los daños ascienden a siete millones", dice Justo Montero, el dueño del local, que asegura que lo alquiló para la fiesta para ganar 80.000 pesetas.

"Lo que pasó fue que la gente, al no encontrar su abrigo por el desorden, pilló otro diferente", dice uno de los asistentes. "No se pueden montar fiestas con juventud y, alcohol; si hubiera habido dentro un batallón de la Legión no habría pasado nada", dice el padre del organizador.