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Europa despide el año y recibe 1995 a los sones de Strauss

De la afirmación nacional al turismo de lujo

El que actualmente es el concierto más deseado las entradas para el año 2000 empezaron a reservarse en 1985- y el más visto y oído del planeta, el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, empezó como un acto musical de afirmación nacional. La mañana del domingo 31 de diciembre de 1939, el austríaco Clemens Krauss dirigió a la Filarmónica de Viena, en la sala dorada del Musikverein, en un concierto consagrado a la obra de,Johann Strauss. Un año antes, Hitler había convertido Austria en una simple provincia del Reich alemán. La elección de partituras del rey del vals no fue casual. Aquella música era, y sigue siendo, sinónimo de una ciudad y de un país. Krauss lo sabía, la orquesta también y el público que ácudió al concierto. así lo entendió: Austriá había dejado de existir oricialinente, pero su espíritu seguía* vivo en aquella música.Al año siguiente el concierto volvió a repetirse, pero ya no el día de San Silvestre, sino el día de Año Nuevo, el 1 de enero de 194 1. Ya no se tocaron sólo los valses de Johann Strauss, también se intrerpretarón las partituras del hermano, Josef Krauss fue el verdadero artífice de que la Filarmónica de Viena accediera a introducir en su re pertorio los valses, polcas, galops Y marchas de los Strauss.

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La orquesta, fundada en 1842, dio la espalda a este tipo de música durante muchos años. Aquellas piezas al ritmo ,de tres por cuatro que componían los miembros de la familia Strauss no eran consideradas música seria. La Filarmónica de Viena, sin embargo, llegó a tocar varios valses y alguna opereta de Johann Strauss. Fueron simples roces. El noviazgo formal no empezó hasta 1929, año en el que Clemens Krauss dirigió a la orquesta en el Festival de Salzbúrgo con un programa enteramente dedicado a Strauss. El concierto se repitió en años sucesivos hasta 1933. La necesidad de los filarmónicos de reafirmarse como austriacos les volvió a unir a Johann Strauss en 1939. Esta vez ya para siempre. En 1959, el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena empezó a retransmitirse por televisión a través de Eurovisión. El número de espectadores fue creciendo año tras año y el interés por asistir en directo al concierto aumentó de tal manera que hoy las entradas para el acontecimiento musical son acaparadas por turistas de lujo, especialmente japoneses, alemanes, holandeses e italianos, quienes, deseosos de poder decir que. estuvieron allí, pagan exorbitantes cifras.

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