"Tenía miedo a los aviones
"Dormíamos cuando nos despertó el ruido del avión. Empecé a llorar, llena de miedo. Tenía miedo a los aviones". Al igual que una cuarentena de sus compañeros, Elsa, huérfana de 13 años con el rostro marcado por la fatiga y angustia, vive de milagro desde ayer.
Una bomba lanzada por el avión ruso cuando amanecía cayó de lleno sobre el orfanato situado en el barrio de Microraion, dos kilómetros al Este del palacio presidencial, en el centro de Grozni. La fachada del edificio de cuatro plantas se vino abajo destruyendo una casa vecina. En el patio, donde los 43 internos jugaban en tiempos de paz, un tobogán había quedado ennegrecido por la explosión, mientras la cabeza del pájaro que coronaba un columpio aparecía destrozada sobre el suelo.
En el refugio antiaéreo, construido antes de la II Guerra Mundial, los huérfanos, cuyas edades oscilan entre los 6 y los 15 años, y sus tres cuidadores pasan cuerpo a tierra todas las noches desde hace una semana, cuando empezaron los bombardeos de la aviación rusa contra el centro de la capital chechena. Unos 150 habitantes del barrio, en su mayoría mujeres y niños, acuden también al refugio.
"Afortunadamente, e bombardeo se produjo al amanecer, cuando todo el mundo dormía y permanecía en el refugio", suspira aliviado el director del orfanato, lari Kavarnukaiev, mientras contempla el destruido barrio.
A menos de quince metros de allí yace en el suelo una bomba que no ha llegado a estallar. "iYeltsin es un cerdo; decir en televisión que no iban a atacar a los civiles ... exclama Nadia Medeeva, una de las cuidadoras de los huérfanos.
Escape de gas
En la zona del refugio destinada a los niños, los monitores tratan de crear un ambiente que les ayude a olvidar la pesadilla vivida. Por todas partes hay variopintos colchones, dibujos de Papá Noel y un esmirriado abeto. Horas depués del ataque había un fuerte olor a gas provocado por el reventón de una tubería tras el bombardeo."Los más pequeños no entienden nada de lo que está pasando, pero los mayores están aterrados por los bombardeos y pasan la noche llorando", dice Nadia Medeeva. "Esta noche tendremos que volver al refugio", afirma el director del orfanato. "¿Dónde podemos ir?", añade, "esto es un orfanato y ya hemos evacuado a todos los niños que hemos podido". "Los rusos tienen que saber lo que están haciendo, contra quién están bombardeando. Este es un establecimiento muy conocido Numerosos profesores y académicos han pasado por aquí", dice Iari Kavarnukaiev.
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