Yeltsin impone el uso de la fuerza como una solución al conflicto de Chechenia
El presidente ruso, Borís Yeltsin, asumió ayer la responsabilidad por las operaciones militares en Chechenia y llamó a los soldados a cumplir la tarea de desarmar a los rebeldes en el plazo más corto posible. En un discurso televisivo que los rusos esperaban desde hace 17 días, Yeltsin explicó que las tropas "defienden la unidad de Rusia", que el régimen del general Dzhojar Dudáiev "es ilegítimo" y que no había otra solución que "utilizar la fuerza armada".
El líder ruso aseguró que no se realizarán bombardeos que puedan causar víctimas entre la población civil de Grozni, pero como quedó claro después, ésto no significa que no habrá más ataques de la aviación contra la capital chechena."Soldados y oficiales, fuerzas del Ministerio del Interior: Ustedes han sido enviados a Chechenia para defender los intereses estatales de Rusia, los intereses de todos los pueblos de nuestro país. Ustedes se encuentran bajo la protección del Estado, de la Constitución rusa y bajo la protección personal del presidente", dijo Yeltsin en un emotivo mensaje televiso dirigiéndose a las tropas rusas que se encuentran en la rebelde república norcaucásica y cuya moral es bastante baja, según las informaciones que llegan de la zona.
En su discurso de 22 minutos, que abundó en aseveraciones propagandísticas, Yeltsin aseguró que los soldados y policías rusos en Chechenia se han visto "en la vanguardia de la lucha contra las más peligrosas, fuertes y descaradas fuerzas de la delincuencia y el extremismo rusos e internacionales" y los conminó a "limpiar" Grozni de "elementos criminales".
Al mismo tiempo, el presidente declaró que "la vía de la solución política sigue abierta, como antes", y confirmó que había concedido facultades a Nikolái Yegórov, vicejefe de Gobierno; a Serguéi Stepashin, director del Servicio Federal de Contraespionaje, y al general Anatoli Kvashnin, comandante de las operaciones militares en Chechenia, para que entablen negociaciones "con los líderes de las formaciones armadas ilegales". Según Yeltsin, el tema de estas conversaciones debe ser el cese de las hostilidades y la entrega de las armas. Es decir, la capitulación de Dudáiev. Su Gobierno ya se ha fijado un plazo para desarmar a los rebeldes chechenos: 10 días.
"He dado órdenes de excluir los bombardeos que pueden conducir a víctimas entre la población civil de Grozni", declaró Yeltsin. Los ataques de la aviación contra la capital chechena, con numerosas muertes de civiles, han provocado duras críticas contra el Gobierno ruso y han abierto una división entre las fuerzas democráticas.
Bombardeos guiados
Esta aseveración del presidente, sin embargo, no significa que las bombas dejarán de caer sobre la ciudad sitiada. Como señaló un alto cargo del Ministerio de Defensa a la agencia Interfax, en cuanto mejore el tiempo piensan lanzar bombas guiadas por láser contra blancos militares.
Mientras, los combates continuaron ayer en los alrededores de Grozni y el número de refugiados que huyen de la zona sigue aumentando. La afirmación de Yeltsin de que la capital chechena está completamente bloqueada no parece corresponder a la realidad, ya que Argún, que controla la ruta del Este, sigue en poder de los chechenos a pesar de los esfuerzos rusos para tomar esta estratégica localidad. Precisamente en Argún cayó ayer gravemente herido AvIur Dudáiev, de 23 años, hijo mayor del general rebelde, informó la agencia Interfax. La aviación rusa volvió a bombardear anoche los alrededores de Grozni.
Toda la culpa es de la prensa
"Sé que no sin la participación de dinero checheno funcionan una serie de medios de información masiva de Rusia. ¡Y debo declararlo abiertamente!", exclamó el presidente Borís Yeltsin en su discurso televisivo de ayer. Seguramente el líder ruso se apoya en los datos que le proporcionan los servicios de propaganda del Gobierno, los cuales, según periódicos liberales como Izvestia o Moskovski Komsomólets, son dignos discípulos del nazi Göbbels, genio de la desinformación.Días antes, Alexandr Kotenkov, viceministro de las Nacionalidades, había dicho: "La información es unilateral. Se alaba al régimen de Dudáiev. Los periodistas han sido comprados por Dudáiev. Aunque no soy agente del Servicio Federal de Contraespionaje, sé muy bien que en septiembre Dudáiev envió a Moscú a sus emisarios con 10 millones de dólares, y después de esto en la prensa arreciaron los ataques contra la política de los dirigentes rusos".
Y el viceprimer ministro Oleg Soskovets, que amenazó al canal televisivo independiente NTV con clausurarlo si seguía portándose mal, espetó: "A los periodistas no les alcanza el cerebro para mostrar la legalidad de las acciones del Gobierno ruso en Chechenia".
Según las autoridades rusas, cuando los soldados roban y matan en realidad no son militares, sino chechenos camuflados con el uniforme ruso. Y la población rusa que aún hay en Grozni, naturalmente, no se ha quedado porque no tenga adónde ir sino porque Dudáiev la retiene a la fuerza.
Y no sólo a los rusos sino también a los mismos chechenos, que lo único que temen es que las tropas rusas se vayan y los dejen a merced de Dudáiev y de los miles de mercenarios extranjeros asesinos.
Afortunadamente, ya no tienen por qué preocuparse: Yeltsin les prometió ayer que eso no ocurrirá.
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