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El dramaturgo John Osborne, artífice del 'teatro airado', muere a causa de un fallo cardiaco

Su célebre drama 'Mirando hacia atrás con ira' resucitó la escena británica

El dramaturgo británico John Osborne, autor de Look back in anger (Mirando hacia atrás con ira), una obra sin precedentes en la Inglaterra de los años cincuenta, murió a los 65 años en un hospital de Shropshire, cercano a su residencia familiar, a causa de un fallo cardiaco, en la víspera de la Navidad. El estreno de Look back... en 1956 fue considerado un hito histórico en el mundo de la escena. Cerraba décadas de apatía e inauguraba el nuevo teatro británico. Casado en cinco ocasiones y conocido bebedor, la vida de Osborne ha sido pareja a la de los protagonistas de sus obras.

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Mirando a Osborne sin ira

El protagonista de Look back in anger, ese joven inconformista y rabioso que interpretó Richard Burton en 1956, pronto se identificó con el carácter de su autor, el dramaturgo británico John Osborne. Desde su puesto en un mercadillo o desde su inmundo apartamento, Burton, en su papel de Jimmy Porter, arremete con duras frases contra el Gobierno y contra la vida en general.Este drama, primero que John Osborne estrenó en Londres, rompió con los cánones establecidos y transformó el panorama del mundo teatral de los años cincuenta. Su influencia en el teatro europeo y neoyorquino de aquel tiempo fue enorme. El protagonista de la historia se convirtió en prototipo del angry young man (el joven airado), vocablos que, además de cruzar fronteras, conservan su significado original 40 años después.

Look back in anger fue la primera obra y la más famosa de las escritas por Osborne para el teatro. El autor, que tenía entonces 26 años, concluyó su drama en un tiempo récord de 17 días. La celeridad en la redacción no fue obstáculo para que uno de sus contemporáneos, el polémico crítico británico Kenneth Tynan, la calificara como la "mejor obra teatral de la década".

Del escenario pasó al cine como también lo hiciera, cuatro años depués, The entertainer, una tragicomedia que desarrolla el tema del fracaso profesional y humano. Laurence Olivier interpretó al protagonista en ambas versiones, mientras que en 1975 fue Jack Lemmon quien se apuntó a su adaptación para la televisión.

Desde entonces John Osborne volcó su frustración en sucesivos trabajos como Luther, inadmisssible evidence o A patriotfor me. Sin embargo, ninguna de estas obras sorprendió a la audiencia en la misma medida que los hicieron sus dos óperas primas.

El dramaturgo se crió en Devon, en el Oeste de Inglaterra, donde concluyó estudios de interpretación. Se estrenó como actor antes de alcanzar el éxito con sus dramas enfurecidos. En 1963 recibió un Oscar por su guión cinematográfico Tom Jones, que llevó a la pantalla el director británico Tony Richardson. Y a principios de los años setenta Osborne recuperó su afición por la interpretación Personificando, junto a Michael Caine, a un villano en Get Carter.

The Daily Mail, el diario británico que adelantó el lunes la noticia de su fallecimiento, relaciona a este dramaturgo con la cólera y el genio. "Osborne sabía odiar" escribe Geoffrey Wheatcroft en las páginas del rotativo. Por su parte, Sheridan Morley, responsable de la, revista Spectator, admitió ayer que la "cólera" es una constante en el trabajo de Osborne, pero resaltó también la energía del autor y la gran fuerza de su lenguaje.

El artista recrea estados enfurecidos de humor no sólo en sus obras de ficción, sino incluso en sus ensayos biográficos. En Almost a gentleman, publicada en 1992, el autor pone a caldo a sus familiares más cercanos. A su madre la califica como una mujer "hipócrita, absorbente, calculadora e indiferente". De su hija asegura que es "una chica muy desagradable". Y de Jill Bennett, su cuarta esposa, escribe: "Es la mujer más nefasta que he encontrado jamás. Era una bruja". Bennet se quitó la vida, pero, para Osborne, esta tragedia no fue más que "una actitud grosera de un ama de casa acalorada".

Cinco bodas

Tras cuatro desastres matrimoniales, Osborne pareció encontrar la armonía sentimental con su última esposa, Helen, con la que se trasladó desde Londres a Shropshire, en el centro de Inglaterra. Poco dado a los elogios, el autor confesó que Helen le había salvado la vida en diversas ocasiones.Diabético y aficionado al alcohol y al tabaco, tanto en público como en privado, el dramaturgo ingresó a un centro hospitalario hace más de una semana. Ayer, un portavoz del hospital de Nuffield, cercano a su residencia familiar, confirmó la muerte de John Osborne, durante la Nochebuena, debido a un fallo cardiaco. A los 65 años, el escritor deja un abundante legado creativo y una serie de discursos y comentarios periodísticos cargados de la agresividad que caracterizó toda su vida.

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