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GUERRA EN EL CÁUCASO

Rusia ordena el asalto de Grozni a menos que Dudáiev captule

Rusia estaba decidida anoche a atacar, salvo que Dzhojar Dudáiev, el presidente de Chechenia, desarmara sus fuerzas antes de la medianoche y aceptara comenzar, sin condiciones previas, negociaciones con el Kremlin. Esta resolución la tomó ayer el poderoso Consejo de Seguridad en reunión extraordinaria que presidió el jefe de Estado ruso, Borís Yeltsin. Esto significa que Moscú ha cambiado sus planes y no se limitará a sitiar Grozni, la capital de la rebelde república norcaucásica, sino que entrará en ella por la fuerza.

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"No se dará un nuevo plazo para que se desarmen las formaciones ilegales chechenas [los hombres de Dudáiev]", aseguró tajante Oleg Lóbov, el secretario del Consejo de Seguridad, que explicó ayer las conclusiones de la reunión extraordinaria mantenida por la mañana. "Quedan contadas horas" para impedir el ataque de las tropas rusas, advirtió Lóbov, agregando que ahora todo dependía de Dudáiev.El Consejo de Seguridad envió ayer a las once de la maana un telegrama en el que citaba a Dudáiev en Mozdok, la ciudad de Osetia del Norte desde donde se coordinan las operaciones militares en Chechenia, para reunirse con Nikolái Yegórov, el vicejefe de Gobierno y representante plenipotenciario de Yelstin en Chechenia, y Serguéi Stepashin, director del Servicio Federal de Contrainteligencia, para resolver el mecanismo del desarme de las formaciones de Dudáiev.

En el telegrama, según el texto que en un principio divulgaron las autoridades rusas, se decía que Yegórov y Stepashin "tienen facultades para presentar un ultimátum con el fin de poner término a las hostilidades, desarmar a las formaciones ilegales y resolver los problemas relacionados con esto". Pero como es común en Rusia, después se entregó otra redacción del telegrama en el que sólo se invitaba a Dudáiev a Mozdok, sin que figurara para nada el ultimátum.

Sin embargo, aún admitiendo que hubiera habido una "equivocación o incluso una provocación" al enviar el mensaje, la elección de la ciudad donde deberían tener lugar las conversaciones indicaban que el Kremlin había descartado cualquier solución pacífica y se había decidido resolver por la fuerza el conflicto.

En efecto, los miembros del Consejo de Seguridad no podían dejar de comprender que Dudáiev se negaría -como ocurrió de inmediato- a ir a Mozdok, pues hacerlo equivaldría a meterse en la boca del lobo.

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Además, enviar a Stepashin -el hombre que contrató a militares rusos para que fueran a combatir al lado de la oposición y manejaran los tanques que trataron de tomar Grozni el 26 de noviembre- y a Yegórov -que desde que asumió el cargo de ministro para las Nacionalidades apostó por el derrocamiento del general rebelde- demostraba, cuando menos, una visible falta de tacto, que podía ser interpretada como el deseo de humillar al líder checheno

Evitar víctimas

El Consejo de Seguridad, "con el fin de evitar víctimas", ha propuesto a la población civil "que abandone los lugares donde se encuentran las formaciones armadas ilegales", es decir, Grozni, ya que para el Kremlin las fuerzas armadas de Dudáiev son anticonstitucionales.

El Gobierno ruso advirtió a los periodistas que debían dejar "las zonas de combate" antes de medianoche, hora en que expiraba el último plazo dado por Yeltsin a Dudáiev para deponer las armas. Con anterioridad, el Ministerio de Exteriores ruso había pedido a los periodistas extranjeros que salieran de Grozni.

Aunque ya todo parecía decidido, el Consejo de la Federación -la Cámara alta rusa- pidió a Yeltsin "tomar todas las medidas necesarias para cesar las acciones militares".

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