La Pantoja reapareció dos días después

El viernes pasado, dos días después de lo previsto, Isabel Pantoja reapareció en el Calderón. El concierto se inauguró con una polémica que pudo derivar en asonada. El empresario del local, el ventrílocuo José Luis Moreno, impidió la entrada a los fotógrafos. En contra de lo que suele ocurrir en estos eventos, no fue invitada la prensa ni la gente guapa que suele lucir su palmito en los estrenos. Los guardaespaldas del local obligaron a dejar las cámaras de los reporteros en el guardarropa.

Un viejo amigo de la cantante que prefiere ocultar su identidad dice: "Isabel Pantoja no necesita estos reclamos para llenar los teatros. Además, muchos profesionales de los estrenos son un público frío y viperino. Ya va siendo hora de terminar con esa especie de derecho de pernada del que disfrutan periodistas y profesionales del chismorreo, que se infiltran en todas partes por el morro y que aprovechan estas fiestas para lucirse ellos".

Gente de pago

Hubo algunos famosos, como la folclórica Marujita Díaz, y Rupert, el peluquero iluminado, ambos incondicionales de la cantante. El teatro lo abarrotaba la gente de pago. A pesar de todo, hubo fotógrafos que se lograron colar; uno de ellos, disfrazado de maquinista. Ayer, el periódico Información de Madrid publicaba una foto del estreno firmada por Alberto Manzano y Estela Goñi.María Navarro, de la oficina de representación de Isabel Pantoja, declaró tras la actuación: "No hemos podido hacer el corte [selección de invitados, en la jerga farandulera] por la sencilla razón de que están vendidas todas las entradas hasta el día 25. También se han agotado las localidades del patio de butacas hasta el día 1 de enero".

El repertorio actual de Isabel Pantoja incluye significativas novedades: además de sus éxitos, canta rancheras y boleros. Entre bastidores estuvo durante todo el concierto la locutora. Encarna Sánchez, representante de la artista.

Al finalizar el concierto, la gente no pudo acercarse a saludar a la artista en el camerino, que estaba guardado por los bailarines brasileños del ballet de José Luis Moreno.