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30 filmes de producción española optan a los Goya

Los cabezones de Goya que cada año ponen en sus vitrinas los cineastas españoles más afortunados lo tienen crudo. El nuevo presidente de la Academia de Cine, José Luis Borau, está dispuesto a sacudir algunos de los cimientos de esta institución, comenzando con el remozado de la ceremonia de gala de los premios Goya. La elección de Manuel Huerga como director de la ceremonia, que ha propuesto como guionistas a David Trueba y Jordi Beltrán, junto con el estudio de un cambio futuro de la estatuilla símbolo del premio confirman la apuesta por la renovación. Un total de 30 filmes españoles optan a los premios que la Academia otorgará el próximo 21 de enero. Ayer terminó el primer plazo de sus 600 miembros para elegir a los tres candidatos de cada uno de los 24 galardones, dos de ellos de nueva creación -actor y actriz revelación-. Una posterior elección determinará a los ganadores.Lo primero que ha hecho Huerga, responsable de la ceremonia de inauguración y clausura de los Juegos de la Olimpiada de Barcelona, ha sido revisar los vídeos de las anteriores ediciones y ha visto con horror la poca seriedad que inundaba el escenario. "Una de las cosas que he visto es que nadie se lo toma en serio; hay una especie de pitorreo general. Tanto los presentadores como los miembros de la Academia y los galardonados caen en una frivolidad que puede ser negativa", explica Huerga, que a pesar del escaso tiempo con que cuenta para la organización anuncia un cambio de tono. Para el director de Antártida "la ceremonia debe ser austera, no aburrida, elegante, seria, controlada. No se trata de hacer grandes aspavientos de originalidad. La Academia quiere convertir este acto en su tarjeta de presentación y recuperar de esta manera la imagen desprestigiada que tiene". Huerga intentará que la gala no de la espalda a la realidad del sector cinematográfico español. "La ceremonia tiene que ser una plataforma para poner al día todo lo bueno y lo malo de nuestro cine", añade.

Todas estas ideas de Huerga encajan perfectamente con los deseos de Borau. "El cine vende imagen, y por ello debemos cambiar la imagen de la ceremonia. Es verdad que ha ido evolucionando en las últimas ediciones, pero yo pretendo darle un nuevo empujón", explica el presidente de la Academia, que confiesa su aprensión por el diseño actual de la estatuilla, una figura de siete kilos que representa la cabeza del pintor Francisco de Goya: "Personalmente, no soy partidario de la estatuilla que se da a los premiados, pero es algo que no podemos cambiar este año, y además, hay que someterlo a discusión en la Academia". Lo que todavía no está cerrado es el nombre del presentador o presentadores.

La Academia, que engloba a técnicos y artistas, vota las películas estrenadas en salas comerciales entre el 1 de diciembre de 1993 y el 30 de noviembre de 1994. Algunos de los 30 filmes españoles que optan al premio y que todavía no han sido estrenados formalmente recurren a la trampa, consentida por la Academia, de proyectarse al menos una semana antes del 30 de noviembre en alguna sala comercial española.

Ni el último Oscar español, Fernando Trueba, ni el cineasta más taquillero de nuestra industria, Pedro Almodóvar, tienen película para presentar en la novena edición de los premios Goya. A pesar de estas dos importantes ausencias, la lista de candidatos en esta convocatoria es una de las más llamativas y completas de los últimos años: veteranos como Jaime de Armiñán (Al otro lado del túnel), José Luis Garci (Canción de cuna), Mario Camus (Amor propio), Gonzalo Suárez (El detective y la muerte) y Fernando Fernán-Gómez (7.000 días juntos); nombres reclamo de cara a las taquillas como Bigas Luna (La teta y la luna) y Vicente Aranda (La pasión turca); especialistas en comedias como Fernando Colomo (Alegre ma non troppo), Emilio Martínez-Lázaro (Los peores años de nuestra vida) y Manuel Gómez Pereira (Todos los hombres sois iguales); renovadores con sello de autor como Imanol Uribe (Días contados), Gerardo Herrero (Desvío al paraiso) y Ricardo Franco (Después de tantos años); jóvenes realizadores como Enrique Urbizu (Cómo ser infeliz y disfrutarlo), Rosa Vergés (Souvenir) y Álvaro Fernández Armero (Todo es mentira).

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