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SANIDAD

Posible conexión del 'síndrome del Golfo' con vacunas contra armas químícas

El Pentágono suministró a miles de soldados que estuvieron en la guerra del Golfo vacunas y medicinas experimentales para contrarrestar la eventual acción de armas químicas o biológicas sin la información necesaria sobre sus efectos ni sobre sus riesgos. El senador Jay Rockefeller ha dado a conocer un informe en el que se denuncia el desorden y la falta de criterios por parte del Departamento de Defensa en este y otros casos anteriores: "Hay que detener este. tipo de abusos, ya se refieran a experimentos con radiactividad, con productos químicos tóxicos o armas biológicas o a la utilización descuidada de vacunas o medicinas experimentales".El informe menciona dos medicinas destinadas a eliminar los posibles efectos de gases nerviosos y toxinas biológicas. El Pentágono obtuvo el permiso del organismo correspondiente, la FDA, para proporcionar a los soldados las vacunas. Aunque se dijo que se suministraría con carácter voluntario, el 88% de los veteranos entrevistados por el equipo del senador Rockefeller dijeron que no se les había dado opción. Un elevado número de soldados dejó de tomar las medicinas a escondidas después de comprobar que tenían efectos secundarios. Aun así, se calcula que unos 8.000 soldados tomaron una vacuna contra el botulismo y más de 200.000 recibieron en algún momento una medicina contra los gases nerviosos.

Descontrol de medicinas

Aunque no se ha establecido oficialmente ninguna relación entre la administración de estas medicinas y el surgimiento de enfermedades de difícil clasificación, englobadas en lo que se conoce como "síndrome de la guerra del Golfo", que afectan a 30.000 veteranos, el senador Rockefeller no descartó ayer la posibilidad de conexiones y protestó por el "comportamiento irresponsable del Departamento de Defensa para con la seguridad de los uniformados".El Pentágono, sin aclarar las incógnitas que aparecen en el informe, se limitó a decir que "no suministrar las medicinas hubiera sido contrario al interés y posiblemente a las vidas de los soldados" y que la decisión sobre las vacunas se tomó tras cuidadosos exámenes y con la aprobación de la FDA. En ningún caso se administraron "experimentalmente", asegura Defensa.

Pero el informe señala que tan negativa fue la prescripción de medicinas insuficientemente conocidas como el descontrol sobre su uso: "Si las vacunas hubieran sido cruciales para sobrevivir a un ataque con gases, un número no determinado de soldados no habría estado protegido por no tomar la medicina debido a información inadecuada o insuficiente".

En el informe se incluyen casos de veteranos que sufren problemas médicos permanentes que comenzaron después de ingerir alguna de las medicinas que son objeto de discusión.

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