Regreso a la Luna

Veinticinco años después del histórico viaje del Apolo 11, se empieza a pensar seriamente en regresar a la Luna. Se quiere volver allí para hacer ciencia (algo que no pudieron realizar los astronautas de la NASA) y para explotar algunos de los recursos propios de nuestro satélite. La idea sería construir una base permanene internacional en la Luna, pequeña en principio pero que se iría ampliando, en la que trabajarían científicos e ingenieros que permanecerían en ella por periodos cada vez más dilatados, primero sólo una o dos semanas y posteriormente varios meses."La Luna constituye el mejor lugar, dentro del sistema solar interno, para realizar investigación astronómica avanzada", fue la conclusión más importante de un congreso celebrado hace algunos años en Houston bajo el lema Astronomical Observations from a Lunar Base.

La Luna ofrece grandes ventajas como observatorio astronómico: ambiente muy limpio y alto vacío (la atmósfera lunar es prácticamente inexistente, toda ella cabría en el recinto de una piscina olímpica); es una plataforma altamente estable (los terremotos lunares producen desplazamientos en el suelo lunar del orden dé una milmillonésima de metro); si se trabaja en la cara oculta del satélite, su propia masa constituye una pantalla de gran eficacia contra interferencias electromagnéticas, incluidas las del espectro visible; en la Luna existen zonas criogénicas naturales en determinados cráteres situados cerca de los polos (con sombra permanente). Además, la Luna tiene una gravedad reducida (1 / 6 que en la Tierra), lo que favorece mucho la construcción de grandes estructuras; hay numerosos cráteres de impacto, muy apropiados para construir en ellos grandes radiotelescopios, permitiría establecer una base -Tierra-Luna- de 384.000 kilómetros de longitud, muy favorable para realizar investigaciones interferométricas, y sus noches son muy largas (336 horas).

Se cree que desde la Luna se podría mejorar el poder de resolución de las observaciones astronómicas que se realizan actualmente desde la Tierra, en un factor del orden de 100.000. Además se podría abrir una nueva ventana para la radioastronomía, la de las bajas frecuencias (inferiores a 30 megahercios), de gran utilidad, por ejemplo, en la investigación de las ondas gravitacionales.

Sin embargo, construir una base lunar sólo para investigación astronómica podría no resultar apropiado. Pero afortunadamente la Luna ofrece también otras posibilidades de gran interés: se puede explotar su suelo y su subsuelo para obtención y extracción de materias primas indispensables en las construcciones que allí se realicen, y para producir in situ combustibles (oxígeno principalmente) que podrían emplearse en los vehículos espaciales. El viento solar ha depositado en la superficie de la Luna cantidades apreciables de helio 3, que valdría la pena traer a la Tierra, en donde es muy escaso, para utilizarlo en los reactores nucleares de fusión del futuro. La Luna constituye un campo excepcional para experimentación en robótica, una tecnología cada vez más importante y necesaria. También podría albergar un laboratorio muy valioso para investigaciones médicas, y es un lugar muy apropiado para el desarrollo y experimentación de sistemas cerrados ecológicos.

Quizá se piense que es un disparate gastar tanto dinero en un proyecto espacial de esta índole, cuando todavía se discute el 0,7% para los países pobres. Pero se trata sólo de un espejismo. Cuanto más grande sea el PIB de un determinado país, mayor será el 0, 7%, y una forma de aumentar el PIB es a través de un sólido desarrollo industrial y tecnológico, que podría generarse gracias a un gran proyecto como la base lunar.

es físico y ha ocupado diversos puestos de responsabilidad de la NASA en España durante 30 años.