Havel defiende el derecho del Este a entrar en la Alianza
I. C. Vaclav Havel, presidente de la República Checa, se erigió ayer en portavoz improvisado de los países del Este que aspiran a ingresar cuanto antes en la OTAN. Ante la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) reivindicó el derecho a ser miembro de la Alianza Atlántica sin que ningún otro Estado pueda vetárselo.
La alusión a Rusia era transparente. La víspera, el presidente ruso, Borís Yeltsin, había reiterado su tajante oposición a la ampliación de la OTAN hasta las fronteras de su país, dando aentender que tal iniciativa equivaldría a instaurar en el Viejo Continente nuevas divisiones e incluso una "paz fría".
"Algunos Estados europeos no miembros [de la OTAN y de la Unión Europea], que hasta hace poco pertenecían a la zona de influencia soviética, mantienen ahora buenas relaciones con ambas asociaciones y desean una adhesión rápida", subrayó Havel. "Se trata de una aspiración natural (...) y cualquier intento de impedirlo comprometería la organización pacífica de Europa", añadió.
Havel pronunció a continuación algunas palabras apaciguadoras hacia el líder ruso. "Sería imposible", recalcó, "imaginar un orden eficaz en Europa sin una cooperación muy estrecha entre aquello que llamamos Occidente y Rusia". La semana pasada, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Andrei Kózirev, se negó en Bruselas a firmar dos documentos que reforzaban la colaboración entre su país y la OTAN para protestar por el proyecto de la Alianza de acoger a ex satélites soviéticos.
Todos aquellos dirigentes occidentales, como el presidente español, Felipe González, que en sus alocuciones ante la CSCE se mostraron algo comprensivoscon los temores rusos, dejaron, no obstante, claro que, según palabras del jefe del Gobierno español, "la concepción de las zonas de influencia ha quedado superada y Rusia no tiene el derecho a vetar".
La intervención de Havel rompe un poco el cauto silencio mantenido, hasta en público, por los responsables de los países de Europa oriental candidatos al ingreso en la OTAN. Desde que Kózirev manifestó hace una semana su malhumor en Bruselas, casi todos han permanecido callados por miedo, probablemente, a suscitar reacciones aún más airadas de Moscú.
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