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Alrededor del 20% de la población sufre paradas respiratorias mientras duerme

Milagros Pérez Oliva

Se duerme en todas partes. En cuanto se queda quieto o se pone al volante, los párpados tienden a caer irremisiblemente. En realidad, ya se levanta cansado, como si no hubiera dormido, y la obesidad no contribuye en nada a mejorar su aspecto cansino. Su esposa le recrimina que ronca toda la noche y que apenas la deja dormir. Algunas veces se despierta sobresaltado.

Él no lo sabe, pero, sufre el síndrome de apneas del sueño, un trastorno caracterizado por la obturación brusca de las vías respiratorias superiores. Algunos de los pacientes llegan a sufrir mientras duermen hasta 80 paradas respiratorias. en una hora.

Las apneas constituyen el trastorno del sueño más frecuente, después del insomnio, pero tienen consecuencias más graves que éste porque los tratamientos no son del todo satisfactorios y porque este síndrome está en el origen de muchos accidentes de tráfico. Alrededor de un 20% de la población lo sufre con mayor o menor severidad. Un estudio realizado en Estados Unidos y publicado en la revista científica New England Journal of Medicine en 1993 reveló que sufre ese trastorno el 29% de los hombres de entre 30 y 60 años, y el 9% de las mujeres de la misma franja de edad.

El cochero de Pickwick

Se desconocen las causas de esta diferencia entre sexos, aunque Cristhian Guilleminault, de la Universidad de Stanford (EE UU), estima que 1a especial configuración del organismo de la mujer para permitir la maternidad puede conferirle una adaptación fisiológica que la protege frente a este trastorno".

Guilleminault ha participado en un simposio sobre patología del sueño celebrado en el hospital Son Dureta de Palma de Mallorca. Él fue el primero en definir clínicamente el síndrome, del que Charles Dickens hizo un retrato magistral, probablemente el primero, en su obra Los documentos póstumos del club Pickwick: el orondo cochero que se duerme en todas partes presenta los síntomas más característicos del síndrome de apneas del sueño.

Para que se produzca deben concurrir diferentes factores, entre ellos una configuración especial de la estructura laringo-maxilar, un aflojamiento de los músculos que la sostienen y una obesidad importante. De hecho, la obesidad es muchas veces el desencadenante del síndrome porque la acumulación de grasa provoca un estrechamiento de la garganta. Ésta es la única parte de las vías respiratorias que no está protegida por hueso o por cartílago, de ahí su especial, vulnerabilidad.

Un historial de frecuentes amigdalitis, infecciones de los oídos o alteraciones de la glándula tiroidea puede agravar el síndrome. Cuando el sistema nervioso Central entra en reposo durante el sueño, se produce una obstrucción de la vía respiratoria. El alcohol es un factor agravante, especialmente si se toma antes de ir a dormir.

El problema de las apneas estriba en que la mayoría de las veces la parada respiratoria no llega a despertar al paciente y, por tanto, permanecen sin diagnosticar durante mucho tiempo. La respiración es un mecanismo automático, y cuando se interrumpe, se produce también una reacción mecánica tendente a reanudarla.

Pero lo que sí produce la parada respiratoria es una interrupción del sueño profundo y, por tanto, del descanso nocturno. Se despierta el cerebro, aunque no lo haga la conciencia. "En algunos pacientes hemos llegado a observar hasta 80 paradas respiratorias en una hora. En estos casos, el sueño no es reparador, el paciente se levanta muy cansado y siente constante necesidad de dormir durante el día", explica Álvar Agustí, jefe del servicio de Neumología del hospital Son Dureta. La unidad del sueño de este centro ha diagnosticado más de 400 casos en apenas un año y medio de funcionamiento.

Normalmente quien facilita el diagnóstico es el compañero de cama. "Las esposas conocen. muy bien el síndrome", indica. Cristhian Guilleminault. "El paciente ronca muy intensamente. Eso despierta a su mujer y entonces ella observa que en. algunos momentos deja de respirar

Reducir el sobrepeso

Diversos estudios han demostrado que hay una base genética que predispone a sufrir el síndrome si se dan determinados factores coadyuvantes. La estructura ósea se hereda, y se han observado antecedentes familiares de apneas en una parte significativa de los pacientes. El tabaquismo, la ingesta excesiva de alcohol y la obesidad son los factores ambientales que favorecen el síndrome. "No podemos eliminar los factores constitucionales, salvo algunos casos que pueden ser operados, pero sí podemos eliminar los factores ambientales", indica María Antonia Quera-Salva, del hospital Raymond Poincaré de París.

"Hemos comprobado que si se reduce la obesidad se reducen también las apneas", indica Quera-Salva. "Pero es muy difícil conseguir que estos pacientes pierdan peso. Para lograrlo a veces tenemos que recurrir a la gastroplastia [operación quirúrgica que consiste en reducir el tamaño del estómago para que el paciente se sacie antes y coma menos]".

Las posibilidades de prevención en la infancia suscitaron en el simposio de Son Dureta un largo debate. Tanto Guilleminault como Quera-Salva insistieron en que puede haber una relación entre las amigdalitis repetidas y el síndrome de apnea. Pero en los últimos años, los pediatras han cambiado el criterio y ahora son mayoritariamente partidarios de no extraer las amígdalas a los niños. Guilleminault sostiene que cuando un niño sufra repetidas amigdalitis, tenga la mandíbula adelantada y duerma con la boca abierta o presente dificultades de respiración durante el sueno, es conveniente extraerle amígdalas y vegetaciones.

Enganchados al aparato

M. P. El síndrome de la apnea del sueño no tiene un tratamiento completamente satisfactorio. Los fármacos ensayados hasta ahora no han ofrecido buenos resultados. En la totalidad de los casos podría lograrse una remisión de las apneas, según Cristhian Guilleminault, con un aparato -denominado de presión positiva continua- que permite mantener el flujo respiratorio insuflando aire por la nariz, pero son muy pocos los pacientes capaces de usarlo correcta y continuadamente. "La vanidad es un gran enemigo", dice Guilleminault.

Es comprensible. Aparte de la sensación de claustrofobia que algunos pacientes sienten, a muchos no les resulta agradable estar toda la noche enchufado a un aparato en marcha, y menos cuando duermen en compañía.

Muchos pacientes, sin embargo, están dispuestos a pagar este peaje porque rápidamente comprueban las ventajas de un descanso nocturno adecuado. Y la seguridad propia no es la menor. Se han diseñado también unas prótesis que se colocan en la boca y adelantan la mandíbula, con lo cual facilitan la respiración. Aparte de la incomodidad, algunos pacientes acaban teniendo problemas de la articulación de los huesos faciales.

Otra posibilidad de tratamiento es la cirugía, en casos en que las apneas están provocadas por una configuración anormal de la estructura facial. Pero la técnica quirúrgica es compleja. y hay muy pocos equipos en el mundo. preparados para. practicarla. El de la Universidad de Stanford ha operado a un millar de pacientes, con un 85% de buenos resultados.

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