Tibio
Los canadienses Crash Test Dummies son uno de los mejores exponentes de la nueva clase media musical. Por una parte, tienen la curiosidad de una voz inconfundible, la de su solista Brad Roberts, de un tono bajo cristalino que en un principio podría hacer reconocible cualquiera de, sus canciones, pero que tras un recital se descubre como un monolito musical, monocorde y profundamente aburrido. Por otro lado, las canciones sencillísimas bien podrían haber salido airosas con la participación del resto de los músicos, pero éstos se limitaron a ejecutar.Aunque la sala parecía estar casi completamente llena, las apariencias engañan igual que la música de los canadienses; si en algo despuntó el vocalista Brad Roberts fue en sus largos discursos entre algunas canciones del repertorio, en los que dejó patente su gran voz radiofónica, aunque al cantar fuera capaz de dormir a los muertos. A su izquierda, Ellen Reid dio alguna que otra nota de color. Cuando tomó el relevo en un par de canciones como voz solista, por fin nos ofrecieron los Crash Test Dummies algo de brillo, algo que escuchar y algo a lo que atender, más que nada por romper el tono apagado de la mayor parte del concierto, El resto de los músicos, con el academicismo al frente que el batería Mitch imprimía a los ritmos, terminó por envolver el recital con guirnaldas y lazos que escondían un regalo en el que el envoltorio es lo más atractivo, y que cuando lo abres resulta un bluff.
Crash Test Dummies
Brad Roberts (voz y guitarra), Dan Roberts (bajo y coros), Ellen Reid (teclados y coros), Mitch (batería), Benjamin (guitarra, coros y armónica), Kathy (teclados y coros). Sala Aqualung. Madrid, 1 de diciembre. Entradas: 2.500 pesetas.
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