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Major gana la importante votación sobre el presupuesto europeo por un margen de 27 votos

Ninguno, de los parlamentarios conservadores euroescépticos se atrevió ayer a desafiar totalmente a su partido en la votaciónsobre la ley que regula la contribución británica al presupuesto de la Unión Europea (UE). La Cámara de los Comunes registraba a las diez de la noche un lleno inusual.Era el momento de la votación, y la enmienda a la totalidad de la ley presentada por el Partido Laborista fue derrotada por 27 votos.

El Gobierno de John Major triunfó gracias a los votos de los Unionistas del Ulster y a los de varios eurorebeldes. Sólo siete de la veintena larga de parlamentarios tories contrarios al nuevo presupuesto se atrevió a abstenerse en la votación. Todos ellos se arriesgan a perder la condición de diputados conservadores y a pasar a una situación de independientes en el Parlamento de Wetsminster.La segunda votación, la relativa a la propia ley y su paso a una segunda lectura en la Cámara, fue ganada por el Gobierno por una mayoría de 329 votos -los conservadores cuentan con 336 parlamentarios-, habida cuenta de que, como estaba previsto, el Partido Laborista se abstuvo en pleno.

La acritud del debate en torno a la ley que sanciona el aumento de la contribución del Reino Unido a las arcas de Bruselas, demostró ayer una vez más que el enemigo del Partido Conservador está dentro de sus propias filas. El ministro de Hacienda, Kenneth Clarke, tuvo que hacer uso de toda su energía dialéctica, e insistir en que el acuerdo alcanzado en la cumbre de Edimburgo, en 1992, fue sumamente favorable para el Reino Unido, para contrarrestar la ferocidad verbal de algunos rebeldes tories que le acusaron de haber ofrecido cifras falsas de la contribución neta británica a la arcas de Bruselas para este año.

Los argumentos de Clarke, en el sentido de que ese dinero extra "que asegura al Reino Unido los beneficios de ser un miembro de la comunidad" irá destinado a ayudar a países más pobres, como Grecia, Portugal y España, y a los países de la ex Europa del Este, no convenció a algunos de sus compañeros de partido. Teresa Gorman, una de las diputadas que anoche se abstuvo en la votación, y una de las más ardientes luchadoras en contra del aumento de la contribución británica al presupuesto comunitario, se quejó amargamente de que se destinen millones de libras a financiar a otros países comunitarios, mientras los británicos se enfrentan a próximos aumentos del IVA en el fuel de uso doméstico y otros combustibles. Lo cierto es que el Reino Unido tendrá que aportar un total de 2.400 millones de libras -aproximadamente medio billón de pesetas- al presupuesto comunitario en el presente ejercicio, pese a que las previsiones eran de 1700 millones de libras. Lo acordado en la cumbre de Edimburgo es que la contribución británica aumentaría del 1,0 % al 1,7% del PIB de aquí al año 2.000.Clarke se enfrentó, sobre todo, a la acritud de los euroescépticos de su partido, mientras los laboristas parecían disfrutar de la sesión como sí se tratara de una representación dramática. El principal partido de la oposición, en la enmienda que fue derrotada por 330 votos frente a 303, se declaraba contrario al nuevo presupuesto en tanto la nueva ley no recogiera medidas concretas del Gobierno para luchar contra el fraude y el despilfarro en Europa. Esta moción laborista no fue apoyada por ningún tory.

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