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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fracaso de Berlusconi

LAS ELECCIONES municipales en Italia, aunque sólo haya participado en ellas un 5% del cuerpo electoral, revisten en estos momentos enorme significación política porque el Gobierno de Silvio Berlusconi, a los seis meses del éxito electoral clamoroso que le llevó al poder, está pasando por una gravísima crisis de supervivencia. De un lado, las gigantescas manifestaciones organizadas por los sindicatos él 12 de noviembre, y, una semana más tarde, la movilización estudiantil en todas las universidades del país, han puesto de relieve la amplitud de una oposición cada vez más dispuesta a presionar en la calle. En el asunto de la reforma de las pensiones, uno de los más calientes de la agenda política italiana, Berlusconi, tras formular unas declaraciones rotundas en el sentido de que no modificaría su actitud, se ha visto obligado a ceder y a hacer concesiones a la agitación popular.En ese clima, las elecciones municipales han aportado datos concretos sobre cambios profundos en el sentir de los italianos, con una orientación que no se presta a dudas: el único que pierde, y mucho, es Forza Italia, el partido de Berluscóni. En las siete ciudades de mayor población entre las que fueron llamadas a las urnas, el jefe de Gobierno sólo ha obtenido entre el 10% y el 15% de los votos, en tanto que había sacado cerca del 30% en las anteriores consultas.

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Los jueces de Milán investigan a Berlusconi por posible corrupción

A esa derrota electoral vino a sumarse ayer una decisión de la máxima gravedad de los jueces de Milán, con la inclusión de Berlusconi en la lista de empresarios sujetos a investigación sobre casos de corrupción. En otras palabras, sospechosos de haber pagado cuantiosas comisiones a los partidos políticos para obtener contratos u otro tipo de corruptelas. Se trata de un primer paso para que el industrial pueda ser inculpado, como ya lo fue su hermano hace unos meses.

Un jefe de Gobierno sometido a tal grado de sospecha se hallaría, de seguro, en una situación insostenible. Desde semanas atrás se sabía, por otra parte, que los jueces de la operación Manos limpias trabajaban en el expediente de Berlusconi y que una decisión sobre un eventual procedimiento contra el jefe del Gobierno dependería, en alguna medida, de cuestiones de oportunidad política, así como de la presumible capacidad judicial de llegar hasta el fondo del caso. El resultado de las municipales puede haber contribuido a crear esa oportunidad.

Mientras tanto, las elecciones han mostrado serios progresos de la derecha, y muy particularmente de la Alianza Nacional de Gian Franco Fini, versión renovada del neofascismo. También gana mucho la izquierda, en especial el Partido Democrático de Izquierda, sucesor del partido comunista. Un fenómeno nuevo, y sin duda interesante frente al futuro, es el de que en los casos de coaliciones entre la izquierda y los centristas, es decir, los partidos sucesores de la Democracia Cristiana, sus listas han obtenido resultados muy Positivos.

No obstante, y por rotundo que haya sido el fracaso del jefe del Gobierno, no se vislumbra perspectiva alguna de que, a corto plazo, pueda surgir una combinación política susceptible de desplazarle del poder. Precisamente su fracaso es el que cierra el paso a una posible convocatoria electoral: hoy, el único interesado en ello, en el equipo de gobierno, sería Fini, pero el líder neofascista no tiene forma de imponer su criterio. Si anteriormente Berlusconi había amenazado con la convocatoria electoral para meter en cintura a la Liga Norte de Umberto Bossi, ahora lo evitará como la peste para no sufrir un descalabro que pondría fin, sin duda para siempre, a la carrera de un hombre político que logró despegar brillantemente, como ciertas emisiones televisivas, pero cuyo vacío como personalidad política no ha tardado tampoco en quedar de manifiesto.

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