Un país solo sí puede
Hay voces en el sistema judicial español que ven posible una estrategia despenalizadora aquí y ahora. "La situación actual es demencial" dice Francisco Muñoz Conde, catedrático de Derecho Penal en Sevilla, miembro del Grupo de Estudios de Política Criminal (GEPC) y pionero en organizar debates sobre la droga. "Corrupción de comisarías enteras, de responsables de la Guardia Civil, catedráticos penalistas que cobran millones por defender a narcotraficantes, Oubiña condenado por blanqueo de dinero y no por traficar con drogas... La pura represión no consigue nada". "Cada vez más personalidades coinciden con el diagnóstico antiprohibicionista; es decir, la represión ha fracasado", dice Ramón Sáez, juez de instrucción de Madrid y miembro de Jueces para la Democracia y del GEPC. "Lo que pasa es que pervive el escudo de aducir: un solo país no puede hacer nada. Pero es que un solo país puede intentar otras políticas".
Como la metadona
Ya se dispensa legalmente metadona para los drogodependientes. "¿Por qué no también heroína?", dice Sáez. "Y se puede ir acostumbrando a los adictos a consumir de otro modo mediante ampollas o cigarrillos. Cuanto alivie el sufrimiento de los jóvenes o de sus familias debería ser considerado". "La alternativa pisa por modificar la Ley de Sanidad", señala Muñoz Conde, "y por tratara la droga como a los medicamentos. Es el Estado quien debe asumir la iniciativa, controlando la calidad del producto y aclarando a la ciudadanía dónde adquirirlo. Por supuesto, legalizar implica, control. Un piloto o un cirujano, en su trabajo, no podrían meterse una botella de alcohol o una raya. Pero el control del Estado es la única garantía. Ahora la gente sabe dónde y cómo beber vino, Igual podría hacerse con toda droga". Sáez ve que España, o cualquier país que pretenda ir a la despenalización, debe adoptar una postura distinta a la actual en los foros internacionales. "No se debería alinear con la gran cruzada represiva, sino sugerir la conveniencia de estudiar actitudes globales antiprohibicionistas. Conviene acercarse a legislaciones más prudentes, como la holandesa".
La clave está para Sáez en la "hipocresía" del sistema financiero: "La droga está directamente ligada a los paraísos fiscales y a la opacidad de la procedencia del dinero. Si se cierran los paraísos fiscales se acaba con nudos básicos del narcotráfico, cuyo dinero se transforma allí en capital".
Medidas valientes por arriba podrían, según Sáez, generar limpieza. "El trabajo policial podría prescindir del confidente, del chivato, a quienes se paga con favores. Las policías, ahora, más que combatir el crimen, lo administran con una policía clandestina".
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