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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sangrante ejemplo

En relación al magnífico artículo de Julio Llamazares titulado La España menguante, aparecido hace unos días en EL PAÍS, añadir un sangrante ejemplo más a los que él ya expone: Balouta es un pueblo leonés asentado en la sierra de Ancares en el que viven más de sesenta personas. No tiene nada más que casas, ermita, montes y una cantina a la que, una vez al mes, se acerca el pagador representante de una entidad bancaria a realizar, entre cafés y vasos de vino, su trabajo. En invierno, por no tener, no tiene paisaje ni carretera.Sin embargo, sí tiene una escuela... cerrada.

Desde el comienzo del presente curso escolar, cuatro niños de Balouta no tienen maestro. Según la ley, al ser menos de cinco deben abandonar el pueblo e irse obligatoriamente a vivir a un lejano colegio. Los padres se niegan y, encerrados en una testaruda convicción de que es "todo el futuro" (tanto de los pequeños como de su cultura) lo que se juegan, mantienen, desde hace meses y sin escolarizar, a sus hijos en el pueblo en espera de que el Ministerio de Educación y Ciencia les envíe el ansiado maestro. Balouta se encuentra en plena reserva nacional de caza de los Ancares, y hasta allí, todos los años, llegan adinerados cazadores que adquirieron, previo pago, el derecho a matar los animales que con celo y profesionalidad son conservados, para tal fin, por el Servicio de Medio Ambiente. Eso sí, si los mata uno del lugar, como no tiene dinero suficiente, es un furtivo y, por lo tanto, un delincuente.

El pasado septiembre, comentando el problema de los niños, un vecino de Balouta se lamentaba amargamente de que en la provincia de Soria había escuelas con cuatro niños y reflexionaba que su pueblo (como otros muchos) está en peligro de extinción, nadie se acerca para conservarlo y además le obligan a separarse de la poca sangre joven que le queda, tal vez hubiera sido mejor haber nacido oso, lobo, jabalí o incluso perro de ciudad.

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Muchos de los fuegos asesinos que han asolado este país los ha provocado el desarraigo.

En el mencionado artículo aparece una frase que muy bien podría haber salido de la famosa novela de Orwell 1984: "No se puede subvencionar la nostalgia". Permítanme los que eso piensan remedarla sin esperanza: "No se debe alimentar con desatinos la miseria".-

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