El ministro de Economía ruso anuncia una política de ajuste "duro" para lograr la estabilidad
El nuevo ministro de Economía de Rusia, Yevgueni Yasin, es partidario de una política de ajuste dura, aunque es consciente de que ésta puede provocar una derrota del Gobierno en las próximas elecciones. En una entrevista mantenida con EL PAÍS, Yasin manifestó que se puede "apagar el fuego de los conflictos sociales, sin pensar en el futuro y provocando un alza de la inflacción", o se puede "ser muy duro, contener la Inflación y hacer que los precios sean cada vez más estables y, en consecuencia, que los sueldos mejoren en relación a aquellos".
El nuevo ministro, un respetado profesor de 60 años, opta por el segundo planteamiento, aunque cree que la, "política dura" supone "una profunda crisis estructural". "Significa", señala, "que muchas empresas cerrarán, que habrá paro y regiones deprimidas donde será casi insoportable vivir, y que una importante parte del electorado votará en contra". "El electorado, sin embargo, podría votar a favor, si se produce la sensación optimista de que mañana se puede vivir mejor", como ocurre en China y antes ocurría en la URSS, afirma.De momento, el ministro, coautor de los principales programas de reforma patrocinados por Mijaíl Gorbachov, primero, y por Borís Yeltsin, después, es poco optimista en su pronóstico para el futuro inmediato. Pero ése es uno de sus méritos, porque se forja una imagen de sinceridad que contrasta con las promesas incumplidas de otros políticos.
Rebajar endeudamiento
El Gobierno ruso deberá rebajar los montos de endeudamiento exterior e interior previstos para financiar el presupuesto de,1995, en opinión de Yasin, que considera "bastante vulnerables" las cifras de endeudamiento estatal -emisión de obligaciones y préstamos internacionales- planeado en el presupuesto que la Duma Estat al (cámara baja del Parlamento) debatí a próximamente.
La esencia del presupuesto de 1995 es rebajar la inflación hasta un 1% mensual a fines de aquel ejercicio. Los gastos, según los planes, serán de más de 216. billones de rublos (algo más de 72.000 millones de dólares, al cambio de 3000 rublos por dólar) y los ingresos de 144 billones de rublos (algo más de 48.000 millones de dólares). Para financiar el enorme déficit (un 7,8% del PIB) sin recurrir al Banco Central, el Gobierno ruso echará mano de la deuda pública y de la financiación exterior, con la intención de cubrir el 21,1% y el 14,8% de los gastos respectivamente.
"Honradamente, creo que el presupuesto expresa más la meta que la realidad. Afirmar que la inflación debe ser el 1%, el 2% o el 3% no tiene mucha importancia; lo que importa es una cuestión de principios, a saber que el presupuesto no se va a seguir financiando mediante emisiones monetarias". "Si a fines del ejercicio, la inflación se sitúa en un 1% y simultáneamente se deja de recurrir a la emisión para financiar el déficit, la estabilización macroeconómica será un hecho", señala.
"Yo no me fijaría mucho en las cifras, porque tampoco creo que se consigan las tasas de inflación previstas, ya que el proceso de liberalización no ha concluido, y los precios de los productos energéticos deben aumentar y acercarse a los mundiales, así como también los de las viviendas estatales, que son muy bajos. Los precios subirán de forma autónoma, al margen del presupuesto".
Serguéi Glázev, el jefe del Comité Económico de la Duma, ha acusado al Gobierno de llevar a Rusia a la bancarrota con su. política de endeudamiento. Yasin cree que "el Gobierno asume un cierto riesgo para lograr una estabilización financiera" y opina que el Gabinete debe partir de una estimación realista de los ingresos, tras haberlos sobreestimados en el presupuesto de 1994. Si los ingresos son más altos de lo previsto, entonces el Gobierno "podrá tomar menos préstamos, interiores y exteriores". La confección del presupuesto de 1995 ha sido "muy interesante", señala Yasin, que participó en ella, en calidad de jefe del Centro Analítico de la Administración Presidencial (su anterior cargo).
El primer borrador acabó en la "papelera", para ser sustituido por otro mucho más rígido, que reflejara claramente la voluntad de atajar la inflación. "Es muy arriesgado, y yo tengo muchas dudas. El Estado, al tomar préstamos demasiado grandes en el mercado monetario para cubrir el déficit, crea un clima: poco favorable para el sector privado", explica. "Además, luego habrá que devolver las deudas, así que lo que hacemos es retrasar la inflación", continúa. A veces, sin embargo, hay que arriesgarse -"salir adelante o quedarse atascado"- "y el que no es capaz de arriesgar, puede perder todo".
Yasin reconoce que el presupuesto es "extremadamente duro, porque el Ejército recibe tres veces menos de lo que pide, el sector agrario también, y todos los gastos se recortan". El Gobierno, con todo, se ha guardado algunas cartas. "Hemos previsto un mecanismo de reserva, según el cual, en caso extremo, nos pondremos de acuerdo con el Banco Central para que éste compre las obligaciones estatales, es decir que si algunas emisiones de deuda pública no tienen demanda, las compre el Banco Central a precios de mercado".
Inversión privada
Hace poco, Yasin advirtió que el peor momento de la reforma económica podía coincidir con las elecciones, previstas para diciembre de 1995 (las legislativas) y para junio de 1996 (las presidenciales). Hoy, sigue pensando lo mismo. "Para las elecciones la situación económica no mejorará sustancialmente en la percepción de la gente".
Entre sus prioridades, Yasin destaca la de la inversión privada, tanto extranjera como nacional. "Creemos que podremos movilizar 10.000 millones de dólares de inversión privada extranjera en 1995", afirma. La inversión privada extranjera en 1994, dice, ha sido de 2.000 millones de dólares, que, de momento, no han ido hacia el sector productivo.
Los ahorros han aparecido en Rusia, aunque aún no se han transformado en inversión, afirma el ministro, según el cual "el Estado, mediante garantías o mediante la propiedad de paquetes de acciones, dará un empuje a la inversión en el sector privado".
"Gaidar tenía razón"
Rusia está experimentando una "transformación colosal" en la que actúan fuerzas contradictorias, las que "impulsan la reforma y la formación de una economía liberal de mercado" y las que "tratan de estabilizar la situación y de salvarlo que hay". "Hace dos años, nadie tenía al jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin, por un reformista", señala Yasin. "Pero hoy, es tan reformista como Gaidar".Yasin confiesa que le resulta más difícil relacionarse con sus viejos amigos que con los jóvenes del equipo de Yegor Gaidar, e incluso reconoce haberse equivocado en 1991, cuando criticaba a aquel economista por su rechazo de la unión económica de repúblicas ex soviéticas. "Gaidar tenía razón", afirma.
La oposición acusa al Gobierno de estar convirtiendo a Rusia en una colonia desindustrializada. En la industria, "por el momento, sólo hay síntomas de destrucción", señala Yasin, cuyas esperanzas de reestructuración industrial están ligadas a la inversión privada. "En 1996 podremos mejorar la recaudación fiscal y reduciremos el déficit , y en 1997 llegará la inversión privada y habrá más ingresos en el presupuesto. La idea es ésa", sentencia.
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