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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Asco

Le escribo esta carta para denunciar una situación que me parece increíble. Hace unos días, don Miguel Delibes declaró que en el pasado le habían ofrecido presentarse al Premio Planeta con "garantías de premio". A mí, ingenuo, me sorprendió mucho la noticia y esperaba una reacción furibunda de los limpios de corazón. Para mi sorpresa, no, sólo no ha habido una airada denuncia en el ramo de los escritores, sino que los mismos autores se atreven a decir cosas como, "es absurdo que a estas alturas alguien se sienta engañado por esto", y a justificar su rechazo a dicho engaño "por razones personales, no morales". De verdad que este tipo de cosas me indignan.Yo soy un joven de 26 años que trata de abrirse camino en la vida. Hasta ahora he visto muchas cosas lamentables que pasan en nuestro país y estoy perdiendo mí, hasta ahora, credulidad en las cosas limpias. Me da la impresión de que casi todas las cosas que veo a mi alrededor están llenas de mierda. Pero mi inocencia todavía cree -quizá debería decir creía- en ciertas cosas como los concursos en los que la creatividad y el esfuerzo personal son los únicos jueces, y las cosas adquieren su justo valor. Pero no, ni siquiera en los sitios más insospechados existe decencia, por no hablar de justicia. Vivimos en una sociedad que da asco. La herencia que recibieron aquellos que hoy lideran nuestro país, tanto en la política -Gobierno y oposición-, como en la cultura, como en la enseñanza, fue una desgracia para todos. Pero eso no es ni puede servir de excusa para la que vamos a recibir nosotros. La mayoría de los que hoy dirigen -en el sentido más amplio de la palabra- España se están cargando el país y nuestro futuro. Entre ellos campa a sus anchas la cultura del enchufismo, del clientelismo, de la zancadilla, del pelotazo, de la mediocridad y de la banalización. No se atreven a mirar hacia atrás porque les invadiría la nostalgia. Su única salida es el amargo cinismo. Desde aquí me gustaría pedirles que se vayan, que dejen de cerramos las puertas a los jóvenes, que no nos fastidien más. Como ven, no pierdo mi ingenuidad. Por desgracia, el cinismo todavía no ha vuelto imbécil a nadie.-

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