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Pujol quiere transmitir a González su preocupación porque el Gobierno incumple los acuerdos con CiU

Jordi Pujol desea transmitir personalmente a Felipe González su preocupación por lo que considera falta de cumplimiento de algunos acuerdos presupuestarios y de política autonómica alcanzados entre Convergència i Unió y el Gobierno socialista, según fuentes de la Generalitat. Uno de esos supuestos incumplimientos hace referencia al acuerdo para que una parte del fondo de cohesión pueda ser gastado por las comunidades autónomas. El presidente de la Generalitat tiene previsto entrevistarse con el jefe del Ejecutivo central en una fecha próxima, pero aún por determinar.

La última entrevista entre González y Pujol se celebró el pasado junio, inmediatamente después de las elecciones europeas, y sirvió para garantizar a González el apoyo nacionalista.La Generalitat ha incluido en su proyecto de Presupuestos para 1995 unos ingresos de 18.000 millones de pesetas procedentes del fondo de cohesión europeo: 12.000 millones para medio ambiente y 6.000 millones para carreteras. Fuentes del Gobierno catalán responsabilizan al ministro de Obras Públicas, José Borrell, de una política de obstrucción que desmonta lo pactado en su día, porque rechaza los proyectos de medio ambiente presentados a su departamento para ser financiados por el fondo europeo.

Enfado con Borrell

A Borrell se refería Jordi Pujol cuando, el miércoles, habló de "algunos socialistas, no todos, que parecen querer romper la colaboración con CiU". Pujol ha alertado en varias ocasiones de que una de las causas que podrían provocar su ruptura con el Gobierno sería el incumplimiento de los pactos.Desde hace tiempo, Borrell se ha convertido en la bestia negra de los nacionalistas catalanas, que ven en él a un tapado para disputar en el futuro la presidencia de la Generalitat y a quien atribuyen por ello una voluntad de confrontación. El vicepresidente Narcís Serra dio garantías, la misma noche del miércoles, de que el acuerdo sobre el fondo de cohesión se respetará "con rigor y transparencia" y recordó que no afecta sólo a una comunidad autónoma. El enfado de Pujol con Borrell se tradujo en ratificar la postura contraria de la Generalitat al proyecto de Obras Públicas para el último tramo pendiente de la autovía de Lérida.

Otros problemas al aplicar los acuerdos alcanzados proceden de lo que los nacionalistas califican de "descontrol" gubernamental y de "descoordinación" entre el Gobierno y el Grupo Parlamentario Socialista. Dirigentes de CiU ponen un ejemplo revelador: cuando Miquel Roca y el ministro de Economía, Pedro Solbes, negociaban los Presupuestos del Estado fueron informados de que el canal de riego Legaña-Garrigues iba a ser declarado de interés general, lo que suponía financiación estatal. Roca y Solbes convinieron que había un error en el nombre y que debía de tratarse del canal Segarra-Garrigues (una obra valorada en unos 45.000 millones de pesetas, regadíos aparte, paralizada por dificultades presupuestarias del Gobierno catalán). No existe el canal de Legaña.

Roca transmitió la buena nueva a la Generalitat, pero Borrell la negó poco después. Solbes aclaró posteriormente a Roca que, efectivamente, se trataba de un error: no estaba previsto declarar ese canal como obra de interés general. Pero el Grupo Parlamentario Popular ha presentado una enmienda a los Presupuestos proponiendo que el Estado consigne para 1995 una cantidad para ese canal (450 millones), y los parlamentarios nacionalistas han advertido que votarán con el PP si el Gobierno no mantiene su oferta.

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Los diputados de CiU también se quejan de tener que sacar a menudo las castañas del fuego al grupo socialista, incluso en votaciones sobre las que no hay acuerdo previo. O de encontrarse con que los diputados socialistas echan atrás pactos alcanzados con el Gobierno. Uno de estos incidentes se produjo con la propuesta de CiU de reconocer como familia numerosa a las que tuvieran tres o más hijos. Solbes había dicho que sí, pero los diputados socialistas propusieron aplazar esta medida hasta 1996. Los democristianos de Unió Democrática montaron en cólera y el Grupo Catalán amenazó con votar una enmienda que, apoyada por el PP y con la abstención de IU, tenía muchas posibilidades de ser aprobada. Un acuerdo de última hora reconstruyó el pasado jueves el pacto.

No sólo de estos problemas quiere hablar Pujol con González. El presidente catalán desea abordar la profundización de la autonomía. Una profundización que cree posible conseguir mientras González se sostenga en el Gobierno, pero casi imposible si el Partido Popular gana las próximas elecciones generales, y en particular si lo hace con mayoría absoluta. De ahí el interés de CiU y de la Generalitat en que el Gobierno de González dure lo más posible, para dar tiempo a consolidar los avances conseguidos en la profundización autonómica.

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