Muere Carmen McRae, una de las grandes mujeres del jazz

La voz serena y profunda, capaz de extraer todo el dramatismo a las canciones más exigentes; el frasco seco, desprovisto de todo adorno superfluo y un swing sobrio y elegante fueron las principales virtudes que auparon a Carmen McRae a un lugar de honor junto a las reinas del género: Billie Holiday, Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan. La célebre cantante de jazz murió ayer a los 74 años en su casa de Beverly Hills (California), tras permanecer en coma los últimos cuatro días a causa de un derrame cerebral.

Como Sarah Vaughan, Carmen McRae se formó con la incipiente revolución del bebop como telón de fondo, pero dio sus primeros pasos con músicos emblemáticos de movimientos anteriores. Un verdadero especialista y cantante, Benny Carter, le brindó la primera oportunidad de presentarse ante grandes audiencias y, antes del declive de las grandes orquestas, aún tuvo ocasión de cantar en las de Mercer Ellington y Count Basie. En 1944 se casó con el batería Kenny Clarke, auténtico inventor de la percusión moderna; con quien aprendió las claves del nuevo jazz.A pesar de tan esperanzadores precedentes, el éxito tardó en llegarle. Afortunadamente resistió la tentación de abandonar la escena musical y logró reorientar su carrera en el cuarteto del acordeonista Mat Mathews. En 1954 su talento empezó a despertar el interés y fue nombrada Cantante del Año en las revistas especializadas. A partir de entonces, se sucederían los encuentros con los más grandes instrumentistas. Entre muchas otras grabaciones, participó junto a Dave Brubeck y Louis Amstrong en el disco The real ambassadors.

Sus últimos discos, en especial un antológico homenaje a temas de Thelonious Monk, se beneficiaban de una esplendorosa madurez vocal y una comprensión profunda de las letras. Sin duda, Sarah Vaughan y Billie Holiday influenciaron poderosamente su estilo, pero en su caso el aprendizaje no interfirió con la invención de un modo de decir en verdad singular.