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Huida del infierno de Bihac

30.000 musulmanes se hacinan, en la Krajina ocupada por los serbios

ENVIADO ESPECIALSon 30.000 seres humanos repartidos en dos campos de refugiados en territorio croata ocupado por los serbios. Todos son musulmanes del enclave bosnio de Bihac, del que huyeron hace tres meses. Unos 17.000 viven hacinados en una antigua granja de pollos y en unas 300 tiendas levantadas alrededor, en Batnoga, a ocho kilómetros de la frontera con Bosnia. Otros 13.000 se instalaron en Turanj (al sur de Karlovac), una localidad destruida y abandonada en tierra de nadie que durante la guerra de Croacia estuvo en plena línea de confrontación. Cuando llegaron los primeros refugiados la zona estaba plagada de minas y de trampas-bomba en numerosas de las viviendas en ruinas. Las fuerzas de la ONU patrullaban y advertían del riesgo, pero al llegar los primeros fríos la gente se refugió en los edificios. El resultado fue: una niña de cuatro años murió al pisar una mina; otras dos personas perdieron las piernas por la misma causa.

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La inmensa mayoría de estos refugiados proceden de Velika Kladusa, al norte del enclave de Bihac, que es desde hace dos semanas escenario de violentos combates entre las fuerzas musulmanas y las serbias, que por primera vez se han visto obligadas a retroceder. Los refugiados de Batrioga y Turanj son fieles seguidores de Fikret Abdic, al que veneran como a un dios o a un padre. Abdic es un empresario multimillonario- de Bihac que hace un año autoproclamó "la provincia autónoma de Bosnia occidental" en el norte de Bihac.

Rápidamente se desencadenó una extraña guerra dentro de la guerra, de musulmanes contra musulmanes, de los seguidores del propietario de Agrokomerc (un imperio empresarial agrario) contra

los soldados del quinto cuerpo del Ejército bosnio, fiel a Sarajevo.

En agosto pasado miles de soldados y civiles leales a Abdic huyeron hacia Croacia ante la embestida imparable de las tropas del quinto cuerpo, que el 21 de dicho mes tornaron el cuartel general del líder disidente en Velika Kladusa. Los serbios que controlan todo el territorio croata que limita con el enclave de Bihac dejaron pasar los fugitivos, pero no así la policía croata. Los 30.000 refugiados de Bihac quedaron emparedados en la Krajina, entre el Ejército de Croacia, que les impide el paso, y el de Bosnia-Herzegovina, del que huían.

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La abundante presencia de hombres jóvenes en edad militar, mucho más ostensible que la de mujeres o ancianos, pone de manifiesto que lo que albergan estos centros es, en buena medida, un Ejército derrotado. La fidelidad ciega a babo Fikret es el común denominador de los hombres y mujeres de Turanj y Batnoga.

"Quisiera irme, pero esperaré a lo que decida Fikret", apunta Husein Music, 31 años, otro ex soldado con un bebé en brazos. "Mi hijo no es más importante que los que están aquí", dice.

Wycliffe Songwa, representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Batrioga, asegura que la mayoría quiere ir a terceros países, aunque los hay que estarían dispuestos a regresar a sus casas. No se atreven a plantearlo porque los cabecillas de los refugiados se dedican a sembrar el terror. Cuentan historias tenebrosas del represalias, torturas y muerte.

Todos tienen miedo, dicen. Unos del Ejército bosnio, que está compuesto de musulmanes como ellos. Otros ni saben expresar qué temen. Como Rasema Mahmutovic, madre de cinco hijos, que asegura que quiere volver a su casa pero no puede. Tiene miedo, dice, pero se encoge de hombros cuando se le pregunta de qué o de quién.

Después de un año de guerra fratricida, el líder disidente que pretendía crear su propia reserva en Bihac no pudo frenar la embestida de las fuerzas leales a Sarajevo y ordenó a sus seguidores emprender el camino de la huida.

El enclave de Bihac (al noroeste de Bosnia-Herzegovina), es el más claro exponente de la degeneración de la guerra de Bosnia en un enfrentamiento de todos contra todos. Rodeado por los soldados serbios que ocupan la Krajina croata, al norte y al oeste, y por los serbios bosnios al este y al sur, Bihac fue desde el primer día de la guerra de Bosnia un vaso de agua musulmán en un mar serbio. Los meses pasaron, la guerra se generalizó, los serbios prosiguieron su avance en numerosos puntos de la antigua república yugoslava y Bihac resistió. La ONU declaró el enclave "zona protegida", eufemismo que evitó el zarpazo final de los serbios, pero no- pudo contener que Bihac quedara ensangrentado el último ano por una nueva guerra, la única de Bosnia entre musulmanes.

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