El aniversario de la Revolución de Octubre ya es sólo una cita para frustrados
Con mítines y manifestaciones en diversas ciudades de Rusia, comunistas, descontentos y nostálgicos celebran hoy el 77º aniversario de la revolución bolchevique de octubre, una jornada ambigua, que ya no una fiesta, como en época soviética, pero tampoco es laborable. Los rusos descansan hoy, ya que sus dirigentes no se han decidido aún a abolir un día feriado que tan solenmemente se celebrara en el pasado.
A diferencia de sus predecesores en el poder, que con ocasión del 7 de noviembre presidían desfiles militares en la Plaza Roja desde el mausoleo de Lenin, el presidente Borís Yeltsin asistirá hoy probablemente a la apertura del Torneo de Tenis del Kremlin. De hecho, su oficina anunció que Yeltsin va a trabajar hoy en su despacho.Para este año, la alcaldía de la capital rusa ha autorizado una marcha y un mitin de 70.000 personas por diversas calles del centro. Aunque ha sido escaso el número de personas que han conmemorado la efémeride en salones de actos de fábricas, el vigilante equipo de Yeltsin no baja la guardia ante la oposición ideológica. El sábado, la Administración Presidencial organizó una conferencia científica titulada Octubre de 1917 y el experimento bolchevique en Rusia. Durante la misma, el jefe de la Administración, Serguéi Filátov, manifestó que las dificultades por las que atraviesa Rusia hoy se deben en gran medida al golpe de Estado de octubre de 1917.
Los impagos de salarios y un paro (o semiparo) creciente son frecuentes hoy en Rusia, pero, hasta ahora, los afectados son bastante pacientes. El 27 de octubre, declarado jornada de protesta por los antiguos sindicatos oficiales, se solventó con 23 resoluciones provinciales, en las que se pedía el cese del presidente y el Gobierno, y otras siete a favor de retirarse del Pacto Social (la variante rusa de los pactos de la Moncloa).
Entre los conflictos candentes está el que afecta a la región de Tula, en las cuenca carbonífera de Moscú, donde alrededor de 2.000 mineros (15 de las 17 minas existentes) están en huelga para reclamar el pago de los salarios. La empresa Tulaugol debe a sus trabajadores un total de 30.000 millones de rublos, pero a su vez es acreedora de 40.000 millones de rublos que no le paga la central térmica de la provincia de Riazán. El caso es un ejemplo del endeudamiento en cadena que afecta a numerosas empresas y al mismo Estado ruso.
Popularidad de Zhirinovski
En algunas regiones de gran concentración industrial y minera, como la cuenca del Kuzbás (en Siberia) o Vorkutá (en la República de Komi), el descontento ha propiciado la popularidad de VIadímir Zhirinovski, el líder del Partido Liberal Democrático de Rusia. A Vorkutá viajó el fin de semana el director del Servicio Federal de Contrainteligencia, Serguéi Stepashin, con el fin de tomar el pulso de la situación social.El sábado, por segunda vez en este año, un diputado de la Duma Estatal (la Cámara baja del Parlamento) murió a consecuericia de una agresión. Se trata del comunista Valentín Martemiánov, un doctor en derecho de 62 años, víctima de los golpes que unos desconocidos le propinaron en la cabeza el 1 de noviembre junto a su domicilio en Moscú. El otro legislador asesinado fue Andréi Aizderzis, un empresario acribillado en abril. La muerte de Martemiánov puede ser un ajuste de cuentas, según manifestó el líder de los comunistas rusos, Guennadi Ziugánov, quien calificó al finado como una persona fiel a los ideales del socialismo. Especializado en derecho de propiedad, Martemiánov estaba en contra del programa de privatización que ha dirigido Anatoli Chubáis, que el sábado fue ascendido a primer vicejefe del Gobierno de Rusia. Yeltsin aceptó ayer la dimisión de Alexándr Shojin de su cargo de viceprimer ministro y ministro de Economía. Shojin, un reformista, dimitió por no haber sido informado del nombramiento del nuevo ministro de Finanzas.
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